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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (5) // EL MATADERO MUNICIPAL // POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (5) //     EL MATADERO MUNICIPAL     // POR: ALFONSO ROVIRA

El primer atropello de la variante

¿Quién de ustedes, ciudadanos de Alzira, no han consumido carne de vacuno, bovino o de algún que "altre animalet grunyidor” -como diría nuestro buen amigo escritor n'Eduard Soler i Estruch-? que los  matarifes sacrificaban en el desaparecido matadero municipal de la carretera a la estación de ferrocarril, junto a la "Cotonera" de Monfort y Peris. La carne, después de ser despiezada, era distri­buida por los carniceros a su clientela en el despacho al detall de las casetas que tenían en el mercado entre las calles de Faustino Blasco y Amparo.

Para dirigirse al desaparecido matadero —en la fotografía que acompañamos— en los años 1976-77, desde la ciudad, se atravesaba el “pont de ferro" dejando al lado derecho, en el senti­do de la marcha, la taberna donde en el piso superior vivía el señor Paco "el glorietero" Francisco Valle.

Siguiendo la carretera hacia la estación, Guadassuar o Alberique, resguar­dándose del sol por los frondosos árboles plátanos y dejando a la izquierda el río Júcar, frente a la “ereta”, se situaba el edificio del Matadero Municipal. Su construcción data del año 1925, como bien estaba inscrito en "les rajoletes" al lado del escudo heráldico de la ciudad.

Fue su arquitecto Emilio Ferrer, alcanzado el presupuesto de las obras 10.373,60 pesetas, que en subasta fueron otorgadas a la Sociedad Unión Progresiva, representada por An­tonio Picó y Antonio Carbonell el día 3 de diciembre de 1922.

Recordemos como anécdota que el matadero era punto de reunión de un grupo de amigos aficionados a la cinegética que, entre 1929 y 1935, después de recorrer el término llegaban y con el conserje Antonio Yudici, "el gringo", hacían recuento de las piezas cobradas.

La ciudad de Alzira, entonces Villa, ha contado con otro matadero que fue construido en 1863.

En el mes de marzo de 1937, el ayuntamiento contrató la instalación de un teléfono con la Compañía Telefónica, dotándolo de este importante servicio dado que se encontraba alejado de la ciudad. En el año 1950 se acondicionaba el local para al mismo tiempo poder ser sacrificados animales equinos; ordenado por el entonces concejal Vicente Perpiñá. Esta obra, que llevó a cabo el arquitecto municipal Juan Ríos Cogollos, finalizó el día 9 de septiembre;  habían comenzado el 17 de mayo del mismo año con un coste total de 1.355 pesetas.

Carniceros contemporáneos del que suscribe fueron Gregorio Marzal “Goriet”, Pedro y Antonio Morell, Emilio Marzal, Pascual Tudela, José Moreno, Vicente Bohígues Molió, Arturo Flores y Emilio Bohígues. Estos dos últimos viven aún. Fueron matarifes, queremos recordar, Jesús y Manolo Palazón, Pepe Segarra, Vicente y Ricardo Bohígues, Paquillo, Bernardo y Fernando. También cabe recordar al último conserje que tuvo el matadero, Juan Escrivá.

Anecdotario de la época, podíamos contar un montón de casos. Habían re­ses que, por su cornamenta, no pasaban por la estrecha puerta de entrada y los conductores del ganado y empleados del matadero se las veían y deseaban para entrar los animales al sacrificio. Los hijos de los carniceros, futuros continuadores del oficio de sus padres, jugaban en el recinto y se escondían en las calderas que no se usaban cuando se escapaba algún toro que iba a ser sacrificado por el matarife en la conducción del corral al final de su existencia. Cuántas veces el animal embestía y se llevaba por delante el gallinero del conserje.

El Matadero Municipal, edificio construido en 1925, fue “sacrificado” hacia 1976 para dar paso a las obras de acceso a la variante de Alzira y puente sobre el Júcar. Queda en el recuerdo de muchos alcireños... Y ahora, la capital de La Ribera Alta carece de matadero municipal. 

Alfonso Rovira, 09.02.1992

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