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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (43) __ LA VISITA A ALZIRA DEL PAPA JUAN PABLO II __ POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (43) __ LA VISITA A ALZIRA DEL PAPA JUAN PABLO II __ POR: ALFONSO ROVIRA

Era lunes el 8 de noviembre de 1982. Alzira, al igual que todas las poblaciones de La Ribera, era una ciudad devastada. Barro y escombros por todas partes a causa de la panta­nada del 20 de octubre.

De pronto, se produce un hecho inesperado. El Papa modifica su programa y se pre­senta en el epicentro del desastre, en la Muntanyeta del Salvador, en el Santuario de la Virgen de Lluch. Las gentes comienzan a sonreír por primera vez. Ha llegado el Papa y con él, el primer rayo de esperanza.

Hacía un día gris aquel principio de semana, cuando a las ocho de la mañana —hora que nos había señalado la policía, en la autorización especial para subir al santuario con la unidad móvil de Radio Alzira, puesto que no se permitía el acceso de vehículos a la montañe­ta— subíamos al lugar, donde por la tarde iba tomar tierra el helicóptero papal.

El equipo que iba a transmitir la noticia en directo estaba formado por José Manuel González, de Radio Valencia; Miguel Ángel Picornell, de Radio Gandía, que había estado desde los primeros momentos de la catástrofe; Bernardo Clari, de Radio Alzira y el que suscribe, para la coordinación técnica.

A lo largo del día, aunque las dificultades eran enormes para los desplazamientos, las gentes de La Ribera iban congregándose en la explanada para recibir al Papa, llegando a reunirse más de seis mil personas.

Fue el mismo Juan Pab!o II quien mostró el deseo de visitar las zonas afectadas. Igual pudo ser Carcaixent, que el valle de Cárcer, como otras poblaciones no menos afecta­das que Alzira. Pero, tras un minucioso estudio, se acordó por más seguridad para el aterrizaje de la aeronave, la Muntanyeta del Salvador de Alzira.

La megafonía del santuario había conectado con la programación de Radio Alzira, los ribereños allí congregados tuvieron noticias en todo momento del desarrollo de la visita papal a Valencia, si bien el momento más emotivo fue el anuncio de la partida desde Moncada hacia Alzira.

Eran cerca de las cinco y media de la tarde cuando en el horizonte aparecieron los helicópteros de la Fuerza Aérea Española; el júbilo fue impresionante. Una aeronave tomaba tierra entre los gritos enardecidos de la multitud; las campanas del Santuario al vuelo, los aplausos del público gritando "Vixca el Papa"; sin embargo, no era Su Santidad el que viajaba en el primer helicóptero. De él salieron varias personas del equipo de seguridad del Papa y el aparato se elevó en el aire. No duraría muchos minutos la decepción del público puesto que otro helicóptero se posaba entre las blancas letras de "Totus Tuus", que marcaba el centro del improvisado helipuerto.

Al descender su Santidad los gritos de alegría se acrecentaron más. El Papa venía acompañado de nuestro llorado arzobispo de Valencia Monseñor Miguel Roca Cabanellas. Juan Pablo II, tras saludar al alcalde de Alzira, Francisco Blasco, recorrió el tramo que le separaba del helicóptero al santuario, en donde en el interior se posó a los pies de la Virgen de Lluch, en oración, pidiendo por todos los habitantes de esta Ribera del Xú­quer, que tanto habían sufrido.

Unos minutos más tarde apareció en las escalinatas para dirigirse a los micrófonos instalados en la terraza: "He sentido como un deber y un impulso del corazón antes de concluir mi visita a Valencia venir a ver a los habitantes de La Ribera del Júcar", así comenzaba sus palabras el Papa, nombrando varias poblaciones afectadas por el desmoronamiento de la presa.

Al nombrar a nuestra vecina población de Carcaixent sonó un clamoroso aplauso. "Os aliento —concluiría el Papa— a elevar vuestra mirada a Dios a la vez que a los presentes, a todos los que habitáis en otras zonas afectadas, especialmente a heridos, enfermos y familiares en luto. Os dejo con afecto y cordial bendición".

Acto seguido, el Arzobispo de Valencia, Miguel Roca Cabanellas, brevemente y por el mismo micrófono hizo público el agradecimiento al Santo Padre por el interés demostrado por los habitantes de nuestra Ribera El Papa fue despedido con el mismo entusiasmo y clamor con que fue recibido.

Muchas serían las anécdotas que podríamos contarles aquí. Nosotros emplazamos la unidad móvil, conociendo el terreno que pisábamos, al mismo lado de la puerta de la sacris­tía. Allí estuvimos desde las ocho de la mañana hasta la hora de llegada del Papa. El equipo de periodistas de Radio Alzira, a la hora del mediodía, compartimos las viandas que portábamos con los miembros de la Policía Nacional de servicio en aquel sector.

Las comunicaciones eran muy difíciles —no existían líneas telefónicas—, toda la transmisión se hizo vía radio desde la unidad móvil, con un enlace en el centro emisor de l'Aquerieta y de allí a Radio Valencia y a toda la Cadena Ser, recibiendo la felicitación de la cadena radiofónica por el esfuerzo en las condiciones infrahumanas en que nos movíamos. Hoy,  recor­damos con nostalgia aquella visita tan gloriosa.

Alfonso Rovira, 08.11.1992

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