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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (64). EL ORIGEN DE LAS SILLAS QUE SE PONEN EN LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE LA SEMANA SANTA ALZIREÑA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (64). EL ORIGEN DE LAS SILLAS QUE SE PONEN EN LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE LA SEMANA SANTA ALZIREÑA. POR: ALFONSO ROVIRA

Una iniciativa que comenza­ron los cofrades de la Oración de Jesús en el Huerto y que ha quedado para la historia

 

Decía William Shakespeare en su obra “El rey Enrique VIII”: "Interpretad todo con caridad". Con esta intención se lanzaron los componentes de la cofradía alcireña de la Ora­ción de Jesús en el Huerto, en la que cierran filas els taronjeros, los comerciantes dedicados a la manipulación de frutos y productos hortícolas, que allá por las décadas de los 50 y 60 tuvieron la feliz idea de abrir un capítulo, como reza el acta número doce de la cofradía, fechada en 30 de abril de 1962, que trata sobre la organización y explotación de las sillas para que los vecinos de esta población y los miles de ciudadanos de la comarca que nos visitan el Viernes Santo pudiesen presenciar el desfile del Santo Entierro cómodamente sentados.

El destino de esta dedicación era los tres centros bien queridos por los alcireños; el hogar de ancianos Santa Teresa  Jornet, Santo Hospital y Casa de Beneficencia, que en aque­llos primeros años produjo buenos frutos para estos establecimientos de caridad y beneficencia.

 La cofradía del Huerto quería superar los beneficios que se obtenían de la venta de los tiquets de las sillas, ya que existía un capítulo de gastos que mermaba los rendimientos líquidos de la explotación; una buena parte era dedicada a pagar el alquiler y transporte de las sillas, que si mal no recuerdo venían de la vecina población de Algemesí, por lo que en aquel año 1960 concibieron la idea de adquirir 1.200 sillas nuevas que se pagaron con dona­tivos aportados por los cofrades, que al mismo tiempo se logró la amortización con los beneficios que se obtuvieron de la Semana Santa de 1960 y siguiente, 1961, regalando a cada centro 400 sillas, consiguiendo superar los costos del alquiler para que los destinatarios las administraran y explotaran durante el año para otros menesteres. En 1962 los cofrades del Huerto incrementaron el censo de sillas con 150 más, que distribuyeron a razón de cincuen­ta para cada centro.

La entonces Junta Coordinadora de Cofradías supo valorar este esfuerzo en bien de los necesitados, conformando la misma confianza en la cofradía de la Oración de Jesús en el Huerto, y a propuesta del presidente se concedió el voto de gratitud a tal cofradía, por su desinteresada labor. En aquellos años, ya lejanos, el presidente de la cofradía, Vicente Soler Hidalgo, nos citaba a Ismael Mascarell, locutor de Radio Alzira y delegado comarcal del diario Levante, y al que suscribe, que cubríamos la información de radio y prensa, a que les acompa­ñáramos para hacer entrega de los beneficios obtenidos de la venta de sillas. El encuentro convenido era el segundo domingo de Pascua, a las doce del mediodía, en el Guinea; era el punto de partida para recorrer los centros benéficos. Como testimonio aquí está la foto del presidente Vicente Soler, acompañado de Alfredo Martín, haciendo entrega del donativo a Sor María Luisa Domingo,  Hija de la Caridad, superiora del Santo Hospital.

Pasaron más de veinte años y la cofradía del Huerto en estas dos décadas siguió haciendo esta meritoria labor, meta que se habían marcado. Llegó el comienzo de la década de 1980 y la nueva corporación municipal, aportaron nuevas ideas, como la del concejal Eduardo Gallar­do, que propuso el que la municipalidad se hiciera cargo de la reparación de las sillas, y con ello se aumentó el número de asientos y se obtuvieron mejores beneficios. Entraron en el reparto nuevas instituciones; la Asamblea Local de la Cruz Roja, Asociación Pro Subnormales y Cuestación Contra el Cáncer.

Hoy las sillas siguen cubriendo una necesidad en las calles de la ciudad por donde discurre la procesión del Santo Entierro para presenciar los desfiles. Una obra que comenza­ron los cofrades de la Oración de Jesús en el Huerto quedó en la historia. Surgieron algunos problemas de los que pienso que no es competencia de este comentarista, que cada semana se dedica a recordar nuestras vivencias contemporáneas, la historia más próxima que nosotros hemos conocido.

Alfonso Rovira, 11.04.1993

 

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