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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (3) // LES CASES DEL CAPELLÀ // POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (3)   //   LES CASES DEL CAPELLÀ    //   POR: ALFONSO ROVIRA

El párroco José Vilar emprendió la gran obra de construir 625 viviendas, en régimen de cooperativa, para paliar la necesidad y dar habitación a los necesitados.

Hace poco más de treinta años l’Alquerieta, querida barriada alcireña, estaba aislada del casco de la ciudad. Se llegaba por la carretera de Corbera, desde el "rajolar de Garés", al final de la calle del Doctor Ferrán. A ambos lados de la calzada los viandantes disfrutaban de una fila de plataneros, que les guarecían de los rayos del sol en verano. Por el lado derecho, hacia la barriada, discurría una acera y entre la ciudad y l’Alquerieta se encontraba el huerto de Salvador Escolá, ”Gorreta”. Huertos de naranjos y frutales fueron desapareciendo poco a poco, para "nacer" lo que es hoy la populosa barriada de la Sagrada Familia. En  el año 1954 fueron creadas nuevas parroquias en la ciudad; Santos Patronos, Virgen de Lluch y Sagrada Familia. Esta última fue regentada por el sacerdote Juan Friedland como primer párroco; después fue nombrado por el arzobispado, José Vilar Esteve, que venía de misionar en América junto con su hermano Melchor, también sacerdote.

José Vilar  era un hombre sencillo, emprendedor y gran comunicador, cons­ciente de la necesidad imperiosa de viviendas. Juntamente con un gru­po de alcireños, emprendió la gran obra de construir 625 viviendas, en régimen de cooperativa, para paliar la necesidad y dar habitación a los necesitados.

Fue en los primeros días del mes de julio de 1963 cuando se acercó a Alzira el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea, para bendecir los terrenos donde iban a ubicarse las viviendas del complejo cooperativo y la primera piedra de la iglesia, construc­ción que al paso del tiempo no se ha llevado a cabo y continúa ubicada en los bajos de uno de los edificios.

En 1964, la Diputación Provincial taló los plataneros que durante tan­tos años habían cobijado de los rayos del sol del verano a los residentes en la barria­da. Al mismo tiempo, fueron creados 160 puestos de trabajo con un 90% de coope­rativistas, que trabajaron en la construcción de este importante núcleo urbano que uniría la población con la barriada de l’Alquerieta. Varios fueron los proyectos del sacerdote José Vilar  que se llevaron a la práctica. Años después el Estado levantó el Instituto José María Parra, en el centro de las viviendas, que se pretendían inaugurar en el año 1965, pero se demoró y las casas fueron ocupadas al año siguiente.

El buen sacerdote también proyectaba construir para la cooperativa un hotel, que hoy gracias a la iniciativa privada está ubicado en la barriada. Lo que sí consiguió don José fue la ubicación de una estación de servicio en este barrio, hoy de propiedad privada; también creó una panificadora, un moderno supermercado y un restauran­te, que en la actualidad no pertenecen a la cooperativa.

El día 8 de mayo de 1967, visitaba la cooperativa ya en mar­cha y con las viviendas ocupadas el entonces Ministro de Trabajo, Jesús Romero Gorría -en el centro de la foto acompañado del gobernador civil-, Antonio Rueda, Sánchez Malo, el alcalde José Pellicer y el párroco-constructor; así como de nu­meroso público.

Al año siguiente, el miércoles 7 de febrero de 1968, la junta directiva de la cooperativa alcireña fue recibida por el J efe del Estado a quien el alcalde José Pelli­cer le daba cuenta de que "era una obra social de nuevo estilo realizada por un sacer­dote extraordinario que ha pretendido que la Cooperativa Sagrada Familia fuera una gran familia donde sus habitantes tuvieran asegurado un puesto de trabajo decoroso y una vivienda confortable, No es un barrio obrero, ni de aspecto pobre; es una zona de alegría, de amplitud, donde se vive y se convive".

Hoy la ciudad de Alzira se ha expandido hacia otros sectores y la barriada de la Sagrada Familia es lo que soñó aquel buen sacerdote  que, siguiendo el evangelio, hizo el bien para sus semejantes. Nos queda para el recuerdo del que fue párroco de la comunidad de la Sagrada Familia fallecido hace pocos años, una plaza en la misma barriada que lleva su nombre.

Alfonso Rovira, 26.01.1992

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