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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

Articulistas ----------------------- Alfonso Rovira

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (70). PRESENTE Y PASADO DE LOS HORNOS DE COCER PAN EN NUESTRA CIUDAD. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (70). PRESENTE Y PASADO DE LOS HORNOS DE COCER PAN EN NUESTRA CIUDAD. POR: ALFONSO ROVIRA

Con los casi ocho siglos que los árabes vivieron en estas tierras, nos dejaron, entre otras cosas, los hornos morunos, que aún existían en Alzira hasta que se produjo la Pantanada

 

El pan es una porción de masa de harina y agua que, después de fermentada y cocida al horno, sirve de alimento al hombre. Antes de que se cociera el pan, el ser humano comía los granos de trigo masticándolos; después aprendió a triturarlos entre dos piedras; más tarde se tuvieron piedras oblongas, ligeramente cóncavas, donde se machacaban. La experiencia mostró muy pronto el valor nutritivo de los granos de trigo y se extendió el uso. En Egipto se amasaba cada día y era oficio de las mujeres, por eso había piedras o muelas en cada casa.

Desde que se comían los granos triturándolos, hasta que se amasó el pan de flor de los roma­nos, hubo, sin duda, muchas maneras de aprovechar la pasta. Más ¿quién ha sido el inventor del pan? Los griegos lo atribuyeron a Triptolemo, o al Dios del pan, unos 1.400 años antes de Jesucristo.

Los hornos de cocer pan fueron ya conocidos en Egipto. La fabricación de pan tiene hoy grandísima importancia en todas partes. No se amasa ya a mano, se emplean grandes máquinas para este menester.

Con los casi ocho siglos que los árabes vivieron en estas tierras, nos dejaron su cultura y, entre otras cosas, los hornos morunos, que aún existían en Alzira hasta que se produjo la Pantanada de Tous, y de los cuatro que funcionaban solamente queda el de Miguel García Navarro, en la calle de Chulvi, esquina a la plaza de la Constitución. Los otros eran el de Goig, en Les Barraques; el de Carlos Ramón Chafra, en Sant Roc; el de Tudela en Santa Teresa y el de Enrique Camarena, en la calle de la Enseñanza. El horno moruno o romano, pues ya en sus tiempos comenzaron a utilizarse, eran de plataforma o piso circular, de unos cuatro metros de diámetro donde se quemaba la leña para caldear el horno; después limpiaban las baldosas de ceniza y se depositaba el pan para su cocción.

Enrique Camarena

Por haber transcurrido gran parte de mi niñez y adolescencia —treinta años— al mismo lado del horno de Enrique Camarena, es del que tengo más vivencias.  Auxiliado por el mismo recuerdo que entre 1939 y 1940 su padre, Enrique Camarena Sifre, procedió a la reforma del edificio, apareciendo en el subsuelo tres pisos de baldosas, lo que viene a significar que las constantes inundaciones del Xúquer, poco a poco, nos ha aportado la elevación del terreno. Del horno de Camarena, de los más antiguos de la población, tenemos noticias documentadas que su abuelo, Francisco Camarena, lo adquirió a María de la Presentación Casani y Bernardo de Quirós, herencia de su abuelo el marqués de Santiago. ¿Serían descendientes de los marqueses de Santiago, propietarios del palacio donde hoy se asienta la casa con­sistorial?

El “pa groguet"

¿Quién no recuerda, de los clientes que frecuentaban el horno de Camarena, al So Bernat? Un oficial que con su buena voz de barítono entonaba zarzuelas como Marina de Campodrón y Arrieta; ya saben aquello de... "costas las de Levante, playas las que añoré”... “y no las de Lloret", como se cambió después.

Por otra parte, antiguamente, los horneros no amasaban el pan; lo hacían las flecas —tahonerías que se dedicaban a ello—, para después llevar el pan a cocer al horno, donde el hornero, por su trabajo, cobraba en especie, que luego vendía. En Alzira existían flecas, una cerca del Pont de Sant Bernat; la de Saura, frente al Forn de les Rajoletes y la otra en lo que fue el Romeral, en la plaza de Casasús.

Nos viene al recuerdo el pan que consumíamos en los años siguientes a la contienda civil, el “pa groget”. Era de maíz amarillo y raíces. Enrique Camarena nos apuntaba que se extraía el alcohol del maíz amarillo, quedando el producto similar al serrín, por lo que no ligaba la pasta y había que cocerlo en latas, como si fueran albóndigas. En aquella época lo que más se cocía en los hornos eran boniatos, calabazas, coquetes de dacsa y patatas cortadas por la mitad y espolvoreadas con pimiento rojo molido. Más tarde, cuando llegaron los tiempos mejores, las amas de casa amasaban las monas de Pascua en unos lebrillos colocándolas dentro de la cama para que no perdiera el calor la pasta y más tarde llevarlas al horno a cocer.

Algunos hornos de Alzira

Los hornos más antiguos de los que tuvimos el placer de conocer a sus propietarios eran el de Constantino Llinares; de los Albeldo; Bernia; Llopis el llauraoret,  del valencia, en la calle de la Purísima; San Bernardo, en Piletes; Nicolau, en San Juan; Serra, en el hospital; Chordá; Tudela; Rose­lló; Martínez; Roca; Ribera; Montaner, en la Montañeta; Ramírez y Carlos Ramón, en Sant Roc y alguno más de los 47 que funcionan en la actualidad. Un gremio que siempre ha estado muy unido.

Los horneros, sabemos por un documento que hemos hallado que data de 1770, celebraban su fiesta al Arcángel San Miguel. En la actualidad la fiesta anual la dedican a Nuestra Señora de la Merced, homenajeando, como merece en este día, a la mujer panadera.

En la foto que hemos elegido, vemos al que fue hornero toda su vida, en la Vila, Enrique Camarena Sifre, en plena dedicación. Un horno, el de Camarena, que lleva 53 años ininterrumpidos sirviendo "el pan nuestro de cada día" a los ancianos acogidos en el Hogar Santa Teresa Jornet de Alzira.

Alfonso Rovira, 25.03.1993

 

CADA CUAL A LO SUYO

CADA CUAL A LO SUYO

“… que bien se está cada uno usando el oficio para el que fue nacido”

 

Artículo de opinión de Alfonso Rovira

En la edición del jueves 2 de abril último, aparecía una noticia en el periódico Levante, que acompañaba el titular de “Bautizos y funerales civiles en Aldaia”. Hace casi cinco años, el 14 de noviembre de 2004, el que suscribe participaba contestando al alcalde de Igualada sobre esta sorprendente noticia, que deseo volver a transmitirla a la corporación de Aldaia. Con el encabezamiento de “Cada cual a lo suyo”, anunciaba: “Yo no nací para ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quieren acometerlas, decía Sancho. Mejor se me entiende a mi de arar, y cavar, podar y sementar las viñas, que de dar leyes ni defender provincias ni reinos. Bien se está San Pedro en Roma: quiero decir, que bien se está cada uno usando el oficio para el que fue nacido. Quijote, part II, cap, LIII”.

Como decíamos el 2 de este mes de abril, yo mismo y muchas personas más, leíamos el tergiversado título de “bautizos civiles…”.  Aunque la alcaldesa, Empar Navarro, alega que el reglamento a elaborar será “acogida ciudadana, o bienvenida a la comunidad de un recién nacido”, que es lo correcto; pero, a continuación, se añade “popularmente bautismo civil”. El que inventó este título estaba manipulando indebidamente lo que conocemos los seres racionales por bautizo. Si quieren, se lo recuerdo, por si existe alguien que lo ignora.

El bautismo es el primer Sacramento de la Iglesia, que borra el pecado original de la vida a la gracia, y convierte al bautizado en miembro de la Iglesia, católica, claro.

El bautismo en un Sacramento instituido por Jesucristo, cuyo rito consiste en una ablución, acompañada de una invocación a las tres personas de la Santísima Trinidad.

La materia es el agua vertida y natural, símbolo de la purificación del alma; puede ser aplicada por inmersión total, como ésta última se utiliza en la Iglesia de Oriente. Debe ser administrado por ministros del culto; obispos, presbíteros o diáconos —no dice nada de alcaldes— dentro de la iglesia, catedral o parroquia —tampoco, añado, en Ayuntamientos—.

Creo que más bien debería haberse denominado esta insólita noticia, como señalaba algún periódico, “ceremonia civil de imposición de nombre”, con la fiesta o celebración que sus padres o padrinos quisiesen añadir después. Es como si una persona acude el Registro Civil a presentar al recién nacido, pero con más alharacas que, por supuesto, pueden hacer, pero respetando lo que propiamente es un bautizo, que nada tiene que ver con un niño presentado en sociedad como lo hizo hace cinco años el alcalde de una ciudad catalana, que dio lectura en aquella ocasión de dos fragmentos de la Carta de los Derechos Humanos, que a nada se asemeja a ablución del agua en lo que es la ceremonia de un bautizo. Los padres del neófito, como cualquier ciudadano, tienen libertad, ¿quién lo duda?, de realizar una ceremonia como la noticia que nos han servido los medios de comunicación, pero con otro titular. No confundir churras con merinas.

Alfonso Rovira

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (69). JOSÉ MENGUAL PERIS, EL JUEZ ALZIREÑO QUE ESCRIBIÓ OBRAS TEATRALES. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (69). JOSÉ MENGUAL PERIS, EL JUEZ ALZIREÑO QUE ESCRIBIÓ OBRAS TEATRALES. POR: ALFONSO ROVIRA

Amante como pocos de esta tierra que le vio nacer el 21 de junio de 1912, fallecía en Valencia el 19 de diciembre de 1985

 

Comenzaba el año 1957, cuando el alcireño José Mengual Peris, abogado y juez muni­cipal, me convocó para que le auxiliara en la puesta en escena de una obra que acababa de escribir: "Estan­darte de Reconquista", que describe la vida, obras y martirio de los Santos Patronos de Alzira.

La colaboración se centraba en grabar la música para acoplarla al montaje y darle vida en el escena­rio. Para la música recurrimos al conjunto Serenade; los maitines y benedictus, estuvieron a cargo del coro de la parroquia de Santa Catalina con las interpretaciones al órgano del sacerdote de la misma, Salvador Gisbert, y el final de la obra, como bien apuntaba el guión, la interpretación del himno del Centenario que se celebró en 1935, los facilitó el presidente de la Archicofradía, Manuel Montagud. Procedente de una grabación del año 1935.

El juez Mengual, con una simpatía, llena de valencianía, de vital euforia y dinamismo, me contaba como nació la idea de escribir esta obra dedicada a San Bernardo y sus hermanas María y Gracia: "hacía dos años, en 1955, cuando asistía a la misa mayor el día de la fiesta, contemplando la imagen relicario llegué a pensar la gigantesca talla humana del santo mártir la importancia de que un príncipe moro, ministro de hacienda del Saheb de Valencia, se convirtiera al cristianismo precisamente cuando se estaba gestando la reconquista de Valencia. Deseé escribir, para los alzireños una biografía en la que los graves problemas de la conversión y situar a Bernardo dentro del ambiente moro de estas tierras en aquella época".

Ensayada la obra, después de haber elegido a los actores que la pusieran en escena, todos ellos alcireños aficionados al teatro. Herminio Plaza, Ricardo Sanz, Alejandro González, Antonio Pérez, junto con sus hijas, fueron los encargados de representarla.

 

Puesta en escena

Incluida en el programa de feria y fiestas de Alzira de aquel año 1957, fue estrenada el día 19 de julio. Una puesta en escena acertadísima, con el decorado mínimo necesario para subrayar el lugar y am­biente, con un vestuario variado y entonado, contribuyen da como elementos materiales a que el nutrido grupo de entusiastas intérpretes, bajo la eficaz dirección del autor, tuvieron momentos de acierto que el público premio con grandes aplausos, que hicieron aparecer en el escenario al autor y protagonista varias veces.

"Estandarte de Reconquista" volvió al escenario del Gran Teatro Municipal dos días después del estreno y ya no sería puesta en escena hasta julio de 1966, no haciéndolo ya hasta nuestros días.

En 1989, al celebrarse el Año Jubilar Bernardino, se intentó por parte de la Archicofradía, el resurgimiento de la obra del juez Mengual, pero ante las dificultades que entrañaba la puesta por no poder formar un cuadro escénico que lo interpretara, tuve la idea de adaptarlo para la radio y se hizo realidad en aquel año, transmitiéndola a través de Radio Alzira, con las voces de Joaquín Sanchis, Arturo Masiá, Del­fina Esteve, Cristina Soler, Rosendo García Marco, Bartolomé Moltó, Antonio Pérez, Aureliano Lairón, Jordi Verdú, Juan Carlos Roselló, María Gracia Rovira, Segundo Álvarez y Tomás Ferrer.

Entiendo que en este año, cuando se cumple el 350 aniversario del patronazgo, aquí en la capital de La Ribera Alta, donde derramaron su sangre había que recordar la obra "Estandarte de Reconquista", salieran a la luz las figuras señeras de Alzira: Bernardo, María y Gracia.

Este es, pues, el momento de llamada para enaltecer la terra de Bernat y animar a todos los alcire­ños a que se unan a esta conmemoración.

 

Otras obras

El polifacético alcireño José Mengual Peris, no solamente dejó escrita la obra de referencia. En el año 1970 puso en escena "Retaule de Nadal", una obra literario-musical que mereció al aplauso de cuantos asistieron a su estreno en el salón de actos del Instituto de Bachillerato “José María Parra”, la Navidad de aquel año.

En aquella ocasión en que niños de colegios prestaron sus voces, también colaboré con él en las grabaciones para su escenificación.

 

Un último canto

José Mengual Peris, amante como pocos de esta tierra que le vio nacer el 21 de junio de 1912, de su arte, de su historia y costumbres, fallecía en la capital de provincia el 19 de diciembre de 1985 y unos días antes, internado en una clínica de Valencia, recibió la visita del doctor José Vila, a la sazón presidente de la Cofradía de la virgen de Lluch, a quien le pediría le entonase, con su buena voz, una canción que él mismo compuso dedicada a la virgen y que fue estrenado el día de la boda de su hija María Amparo. Días después fallecería.

El señor Mengual Peris, bernardino por excelencia y devoto amante de la Santísima Virgen, perteneció a la Junta de Obras pro-construcción de la parroquia de los Santos Patronos y había dedicado también composiciones de su pluma a cada uno de los Pasos de la Semana Santa Alcireña.

En la fotografía que adjuntamos del acto de inauguración del Instituto de Bachillerato José María Parra, el 10 de diciembre de 1968, le podemos ver en primer plano junto a otros conocidos alcireños como Manuel Oro, Juan Ferrer, Miguel Oliver, Juan Bialcanet, Francis­co Montagud, José Tudela... algunos de ellos fallecidos.

Alfonso Rovira, 16.05.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (68). EL NACIMIENTO DEL POLIDEPORTIVO “FONTANA MOGORT” Y DEL MERCADO DE ABASTOS

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (68). EL NACIMIENTO DEL POLIDEPORTIVO “FONTANA MOGORT” Y DEL MERCADO DE ABASTOS

El nuevo mercado de abastos fue inaugurado el 26 de julio de 1981 y el complejo deportivo el 22 de enero de 1984

 

Recordarán mis contemporáneos lo que fue antaño, la hoy Avenida Luis Suñer.  Un brazo de río muerto que se encontró en esta situación al desaparecer el puente de San Gregorio y construir el muro de defensa del río. En esta charca crecía la enea, que servía para la artesana labor de la fabricación de asientos de las sillas; también donde los niños de mi época se "enfrentaban" haciendo "arca" —lanzamiento de piedras— entre los de la Vila y el Arrabal.

Frente a las murallas, salvando este cauce, huertos de naranjos y también donde se sembraba el grano en los terrenos de los señores Arricaut, Peris, Colomer, Rosell, Magraner, Montalvá...

Lo que hoy conocemos por la calle Pedro Morell era el camino del Alborgí —la Torre en árabe—, que comenzaba atravesado un puente sobre el río Barxeta, muy cerca el Gran Teatro, que tenía tres ojos. Este camino discurría hasta el muro de defensa del Júcar, hoy variante de Alzira, a la altura de la finca de Rosell Magraner, una curva de ángulo recto, tras salvar una cadena que cerraba el paso, una pequeña cuesta que atravesaba el muro, se llegaba al huerto de naranjos y frutales de Redal.

 

Polideportivo actual

Como dice el dicho  —valga la redundancia—, nos quedaremos a mitad de camino dedicando el comentario de hoy a lo que conocemos por polideportivo “Fontana Mogort”.

Como bien pueden ver en la imagen que acompañamos, así era la estructura del complejo deportivo hace casi treinta años; pero la misma no iba a servir a bote pronto para que practicara los deportes la juventud alcireña, si no para prepararla con una alimentación sana, procedente de nuestras huertas. El proyecto era el mercado al por mayor; es decir de abastos, que fue inaugurado en las fiestas de Sant Bernat y les germanetes de 1967.

Recordarán los lectores que el mercado de abastos se situaba al pié de los tres escalones que existían para acceder al antiguo y desaparecido mercado de detall, acogido bajo los árboles al mismo lado donde los falleros del Mercat plantan su monumento cada año.

La Corporación Municipal, viendo la problemática del poco espacio de que disponían los asen­tadores, proyectó la construcción de un nuevo mercado. Corría el año 1963 y el primero de mayo, en un pleno, se acordó el estudiar una moción para llevarlo a la realidad. El proyecto lo llevó a efecto el arquitecto municipal Andrés Herruzo Goberna; la ubicación del mismo, como ya hemos indicado, era la partida del Alborgí y el presupuesto ascendía a la cantidad de 6.759.754 pesetas.

Al terminar la obra serían conserjes del mercado Roberto Palacios Garrigues y Miguel Monserrat Martí. La junta directiva la constituirían los propios asentadores presididos por Vicente Soler y fueron por parte del ayuntamiento alcaldes de plaza, Francisco Clari Juan, Octavio Daries Vergara y Juan Bautista Caballero Torres, en distintas épocas consecutivas.

Debido al insuficiente espacio, por el desarrollo que iban tomando las ventas, la Corpora­ción Municipal se planteó un nuevo mercado, por lo que la estructura sirvió para las instalaciones de un polideportivo, que después de las obras que dieron comienzo en febrero de 1982, se construyeron dos pistas polideportivas, vestuarios y gradas en el interior del que hasta entonces fue mercado de abastos, con un costo de 13.404.827 pesetas. El constructor, Juan Roig Palau, entregó la obra a primeros de 1984, inaugurada el 22 de enero de aquel año, con la asistencia del presidente de la Generalitat Valencia­na, Joan Lerma y Francisco Blasco.

Por otra parte, la comisión de urbanismo del Ayuntamiento de Alzira, tras el estudio del pro­yecto de arquitecto municipal José Pellicer Revert, propuso la ubicación del nuevo mercado en el polígono industrial número uno en la barriada de Les Barraques, que fue aprobado en el pleno del 22 de febrero de 1979. Tras los trámites legales la obra se adjudicó a la compañía Levantina de Edificaciones y Obras Públicas.

 

Nuevo mercado de abastos

Terminadas las obras del nuevo mercado de abastos, fue inaugurado el 26 de julio de 1981. Para el funcionamiento interno fue creada una junta que estaba integrada por tres concejales del ayunta­miento: Juan Bautista Caballero Torres, como presidente; Alfredo Martín Sifre y José Martínez Alon­so, consejeros y también como consejeros los asentadores Francisco Teresí Alegre y Salvador Sampe­dro.

En la actualidad, la junta directiva del mercado la forman Francisco Ludeña Lerma, presidente; Joaquín Vida, secretario; Eugenio Alcover, tesorero; Salvador Palop, contador; Bernardo Montalvá, supervisor de cuentas y Vicente Catalá, Juan Martínez y Alberto Ferrer, vocales de mantenimiento y portavoces todos los asentadores. La plantilla de conserjes está formada por Miguel Monserrat, Antonio Garrigues, José Folgado y José Soler.

Un mercado que podemos catalogar como de los mejores de la nación, por la calidad de los productos y sus instalaciones a donde acuden los compradores de los puntos más alejados, como po­drían ser de Burgos, Ibiza, Benidorm, por citar algunos.

Alfonso Rovira, 09.05.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (67). LOS HIMNOS DEDICADOS A NUESTRA CIUDAD. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (67). LOS HIMNOS DEDICADOS A NUESTRA CIUDAD. POR: ALFONSO ROVIRA

El mas reciente que se compuso, con música del maestro Miguel Villar González y letra del doctor Manuel Just, fue estrenado en la Plaza Mayor la noche del 18 de Julio de 1.954

 

Alzira, como cualquier pueblo de nuestra comunidad, ha prodigado música por doquier. De sus músicos y poetas salieron bellas melodías y de sus plumas sus mejores rimas.

Hemos conocido composiciones a lo largo de la historia con letras que han salido de la mente de grandes escritores, de poetas alcireños: José Garrigues Peris, sastre que tenía el taller en la calle Mayor Santa Catalina 17; Bernardo Fontana, funcionario del Ayuntamiento y secretario de la Junta Local Fallera en sus inicios; Enrique Pérez Presencia; Enrique Marzal Boluda y el preclaro doctor en medicina, Manuel Just Aparicio, entre otros.

Varios himnos dedicados a nuestra bella Alzira fueron escritos y les pusieron música; como el que escribió el Padre escolapio Juan Tomás, con música de Consuelo Colomer Medan, cuya letra decía: "Viva Alzira, la reina de la Ribera, se deja del Júcar acariciar y asciende decidida a la alta espera cuando baja su río hacia la mar. Le dio Don Jaime sus nobles fueros para que fuesen su luminar entre leones y entre corderos pudiese siempre y supiese andar".

Hubo otro himno a Alzira del que no hemos podido averiguar quienes fueron sus autores, aunque si fue y es el que más hemos conservado en la memoria por haberlo cantado en la escuela cuando asistíamos de niños. Su letra y música es muy pegadiza: "de la vega valenciana, maravilla de color, es Alzira la huertana, con sus naranjos en flor. Y entre tanta galanura, que Alzira sabe tener, lo mejor es la hermosura que Dios puso en la mujer".

El mas reciente que se compuso, con música del maestro Miguel Villar González y letra del doctor Manuel Just, fue estrenado en la Plaza Mayor la noche del 18 de Julio de 1.954, estrenado por la banda de música de l'Alcudia.

Al finalizar el concierto programado para el inicio de las fiestas dedicadas a los Santos Bernardo, María y Gracia de aquel año, la Filarmónica Alcudiana, dirigida por el maestro Enrique Garcés, con la plaza materialmente ocupada por multitud de alcireños, el director titular cedió la batuta al autor del Himno a Alzira, Miguel Villar, que era profesor de música del Frente de Juventudes, quien con seguridad y ritmo dirigió a la banda y coros. El público lo acogió con tal entusiasmo que tuvo que bisarse, teniendo que subir al estrado el autor de la letra, el popular poeta alcireño doctor Manuel Just, quien se fundió en un fuerte abrazo con el maestro Villar, recogiendo ambos el homenaje de los alcireños que se hallaban en la plaza. La parte coral del himno fue interpretada por jóvenes alcireñas pertenecientes a la Sección Femenina y la voz solista la puso el recordado alcireño José Vila Felices quien, a pesar de su emoción, no perdió su línea un solo momento, luciendo su hermosa y potente voz vibrante y de bello timbre. La letra, obra del doctor Just, magnífica como nos tenía acostumbrados, nos dejaba mensaje: "Sal de entre nubes mi bella Alzira, llegue hasta el cielo tu denso clamor. Cante tu río, cante tu huerta, rinde homenaje al Conquistador. Nobles y monjes hoy te visitan, armas y escudo tu mereces ya. Llave de un reino sea tu cetro y entre las barras felicidad. De los pueblos de la reconquista eres meta de nuestro tesón. Tus murallas lucen la Senyera, bandera bendita de oro y sol. Una Virgen hermosa y morena que del cielo cuajado de luz nos hará en el templo de los bosques, vivir a la sombra de la cruz. Monjes y ascetas entre riscos, como abejuelas de tu vergel, harán del suelo, cual paraíso, ricos panales de flor y miel. Ciudad preciada que en la Ribera eres el faro que mas luz da, fuente de vida, fuente de historia, la sed de gloria tu calmarás. Vestida de nardos, de rosas y azahar, al mundo le brindas riquezas sin par. Renazca tu historia, brille como el sol y seas orgullo de nuestra región. Lanzamos al viento con alma y con vida, ¡Viva la patria! ¡Viva nuestra Alzira!”

Un himno precioso, que después de la noche del estreno no hemos vuelto a escuchar.

También recordamos de aquella noche el estreno del pasodoble "Radio Alzira", del maestro Villar, con letra del poeta carcagentino José Armiñana Canut, interpretado por la misma banda, los coros y la voz de Pepe Vila. Éste si que adquirió popularidad y hoy aún los programan las bandas en sus conciertos.

La fotografía que acompañamos fue tomada por el fotógrafo alcireño Juan Ortega, en la residencia de Luis Suñer, en Montealegre, con motivo de la fiesta del nombramiento de Reina de los Juegos Florales en honor a la Virgen de la Murta, de su hija María del Carmen, en 1958. En la imagen, de izquierda a derecha: el abogado alcireño Hilario Sanchis Coll; Ricardo Fluixá, director de la Academia Municipal de Dibujo; el maestro de música, Miguel Villar; Bernardo Pellicer y el doctor y poeta Manuel Just Aparicio.

Alfonso Rovira, 02.05.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (66). LAS CAMPANAS DEL VIEJO CAMPANARIO DE SANTA CATALINA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (66). LAS CAMPANAS DEL VIEJO CAMPANARIO DE SANTA CATALINA. POR: ALFONSO ROVIRA

En los toques a difuntos, si se daban dos sones con la campana mayor era mujer y si tres, hombre. Para la misa mayor eran volteadas las dos campanas, comenzando siempre por la pequeña

 

El domingo pasado comentábamos la desaparición de la iglesia del Sufragio, cuyos restos o ruinas "perecieron" en 1967. En la parte derecha del edificio en cuestión y la contigua "Escola del Ratolt"', que más tarde fue el grupo escolar “Julio Tena”, en la actualidad delegación de Hacienda.

Cada día que paso por el lado del antiguo y viejo campanario de Santa Catalina, recayente a la plaza del Sufragio, me viene a la memoria los años de mi niñez, cuando por las mañanas, vestido de sotana roja y sobrepelliz de monaguillo de la referida iglesia, alrededor de 1940, ascendía por las escaleras de la vieja torre para “revoltear” las campanas con otros compañeros acólitos; Luis Espí Albert, hoy párroco de San Rafael de Ontinyent, era uno de ellos. Nos desprendíamos la sobrepelliz o ro­quete, para no ser enganchados por el remate de las campanas y entonces comenzábamos a hacerlas sonar.

Se desconoce la época en que fue construido este campanario que es de los monumentos más antiguos, unas de las pocas reliquias que nos dejaron nuestros antepasados.  Una torre cuadrada, de unos cinco metros de banda por treinta y cinco. Poco más o menos de altura total. Su fabricación es de piedra en casi su totalidad y se encuentra adosada por dos de sus lados a la iglesia de Santa Catalina de Alzira.

Si nos acercamos a ella, contemplaremos y veremos que su nacimiento está a flor de tierra, si bien hay escondido más de metro y medio de profundidad en su base. Tiene la torre un poco de incli­nación hacia la derecha, en perspectiva a la plaza del Sufragio alcireña, siguiendo así hasta llegar a la mitad de altura, donde a sus cuatro caras sobresale una espadaña. Continua verticalmente hasta llegar a término de su construcción donde su fábrica sigue hacia arriba con ladrillo de barro cocido, hasta llegar a una altura que en sus cuatro costados están instaladas las campanas, de gran volumen y peso extraordinario.

Sobre esta fase, sólo por uno de sus lados, el que da a la plaza del Sufragio, remata su altitud con una pared que asemeja a una capilla o retablo, donde nos muestra en la parte de arriba una gruesa bola de piedra trabajada, que en señal de triunfo, sostiene una cruz de hierro de pequeñas dimensiones.

Avisos de catástrofes

Las campanas de esta torre en tiempos pasados, con sus toques y repiques, avisaban a los habitantes de esta ciudad de grandes temporales que se avecinaban y de las posibles riadas que estos acarreaban; del estado de la guerra en las revoluciones producidas, tanto en el interior del país como al exterior y de todo lo que pudiera afectar a la tranquilidad de la vida ciudadana. También avisaban de las fiestas, como eran, verbi gratia, de la coronación de los reyes, sus casamientos, el nacimiento de los infantes; de los advenimientos locales, como epidemias, incendios u otras incidencias.

Como se puede deducir, el campanero era todo un personaje para transmitir estos mensajes de los que dan la impresión de que las campanas hablaban, y no digamos de los alcireños, que tenían que interpretarlos a la letra. Las dos campanas existentes hoy en la torre, a la que hacía casi cincuenta años que no subía —lo hice hace unos días para fotografiarlas—, son una grande y otra más pequeña, con distinto sonido. La grande, que da a la plaza del Sufragio, cuenta con unas inscripciones gravadas en la misma que dicen: "San Bernardo Mártir”: Alcira 1939. Año de la Victoria".

En otro lateral un águila imperial y al otro LHS. Fue fundida, según dice, por CTR-Roses Hermanos de Silla. La otra, un poco más pequeña, "Santas María y Gracia". En uno de los laterales un águila imperial y en la otra una palma representando el martirio.

Ambas, contienen adosadas al remate o contrapeso de madera, una placa con una inscripción: "Taller de carrocerías Manuel Giner Cucó. Teléfono 9. Puebla Larga”.

Hay una tercera campana en uno de los corredores laterales de la iglesia, que no recuerdo bien si estaba instalada en el hueco de la torre que da al ayuntamiento que, por otra parte, fue bañada por la "pantanada" de octubre de 1982 y riada del año 1987, en la que hemos podido leer grabado "Santa Catalina, V y MR. Siendo Párroco arcipreste D. Antonio Sanchis. Alzira 1955". Hay una placa que recuerda quien la construyó. "Fundición Salvador. Manclús. Calle Industria, 27. Valencia".

Distintos toques

De esta torre campanario pendían hasta llegar al suelo por el hueco de la escalera dos cuerdas para hacerlas sonar en la llamada a misa; también en los entierros desde que salía el clero de la parroquia hasta regresar a la misma.

Al finalizar estos toques a difuntos, si se daban dos sones con la campana mayor era mujer y si tres, hombre. Para la misa mayor eran volteadas las dos campanas, comenzando siempre por la pequeña.

Esta recordada plaza del Sufragio, donde transcurrieron muchos días de nuestra niñez, por servirnos la misma de patio de recreo a los que asistíamos a clase en l'Escola del Ratolí, era también lugar donde cada miércoles se formaba el mercado de cerámica y alfarería, procedente gran parte de estos productos de las alfarerías y rejolars quc habían a la otra parte del río, en la partida del Alborgí.

Alfonso Rovira, 25.04.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (65). LA PLAZA DEL SUFRAGIO Y SU IGLESIA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (65). LA PLAZA DEL SUFRAGIO Y SU IGLESIA. POR: ALFONSO ROVIRA

El cementerio llamado "Fosar de Santa Caterina" no tenía iglesia. Fue en 1753 cuando se edificó la ermita de Nuestra Señora del Sufragio, lugar destinado para rogar por las almas de los allí enterrados

 

La plaza del Sufragio y del Carbón eran dos plazoletas separadas por una estrecha abertura entre el asilo de ancianos y las propias plazas; muy cerca de esta comunicación es donde se situaba el portalón de salida de carruajes del asilo. En la tartana de esta casa instalaban el escenario al llegar el mes de agosto los festeros de San Roque, para celebrar las fiestas al patrón de la barriada con las varietés, frente a la casa de Visantico el "carreter".

Escribimos hoy de la plaza del Sufragio y de su iglesia, que de Nuestra Señora del Sufragio tomó el nombre. La plaza del Sufragio estaba abrazada de edificios monumentales, entre ellos la referi­da iglesia, que fue levantada por nuestros antepasados y debido al abandono se fue arruinando, hasta llegar al extremo de que fue aprovechada para almacenar enseres municipales, entre otros, puesto que también sirvió de depósito de las cajas de madera que después de transportar cajetillas de "70" y “potets" de tabaco en los años 40, tras ser vaciados por la Administración Tabacalera, sita en la calle de Amparo, junto a casa abadía.

 

Derribada por la “picola"

La “picola", allá por 1967, se encargó de terminar con la amenaza de ruina, como muestra la fotografía tomada en aquel año.

Precisamente donde hoy se asienta el edificio San José, con sus dos pasajes —uno de ida y otro de vuelta— aún, si nos fijamos en el lado paralelo a la delegación de Hacienda, veremos restos del pasaje, que junto a la muralla discurría desde el mercado al detalle hasta el cuartel de la guardia civil, era la línea donde terminaba la parte trasera de la iglesia del Sufragio.

Este templo se construyó en 1753. Sabido es que nuestros antepasados acostumbraban a tener los cementerios cerca de las iglesias. En Alzira todos los conventos tenían cementerio propio; así se enterraban a los religiosos que fallecían, en capillas o ermitas conventuales. La iglesia de Santa Catalina no era dependiente de ningún convento, siempre ha estado destinada a parroquia, des­pués de ser transformada en templo católico lo que había sido antigua mezquita árabe, que lindaba con la entonces plaza Mayor, hoy de la Constitución, los cristianos alcireños quisieron tener su cementerio.

De esta manera, el nuevo cementerio, que recibió el nombre de "Fosar de Santa Caterina", estaba carente de iglesia y por ello, los Jurados de la Vila, en el referido año 1753, edificaron la nueva ermita y le dieron el nombre de Nuestra Señora del Sufragio, ya que era destinado para rogar en sufragio de las almas de los allí enterrados.

Pasado el tiempo, debido a las exigencias de salud pública, el cementerio fue trasladado al exterior de la población, en la partida de Tulell  donde se enterraba hasta casi finalizar el pasado siglo en que fue construido el del Pla de Corbera.

La ermita del Sufragio quedó bajo esta advocación, donde se guardaron durante algún tiempo los Pasos de la Semana Santa, así como utensilios religiosos, arruinándose debido al abandono como ya hicimos mención anteriormente y derribándose para convertir su solar en vía pública. Según nos transcribieron oralmente los protagonistas de este significativo hecho, en mayo de 1936, al ser incen­diada la iglesia de Santa Catalina, entraron por la noche en la misma y con un banco de madera donde depositaron la imagen de bronce de San Bernardo, que debido al fuego aún estaba muy caliente trasla­dándolo a la iglesia cercana del Sufragio en primera instancia y más tarde al domicilio de Ramón Flor, donde éste procedió a su transporte a casa de su amigo José María Llopico, en Onda, donde fue salva­do.

No existían edificios en la que después sería la avenida Luis Suñer, era la partida del Alborxí, vean, si no, al fondo como aparece la construcción del que fue mercado de abastos que en la actualidad sirve como polideportivo, el “Fontana Mogort”. También recordamos que en la parte izquierda del edifi­cio en cuestión, la iglesia del Sufragio, haber visto horizontalmente, salido de la pared, un hierro que servía para instalar un peso para la paja que se administraba a los animales, si pensamos que en aquella plazoleta se instalaba el mercado de animales.

El historiador alcireño Bernardo Montagud, en su publicación “Alzira, arte en su historia”, nos recuerda que Rafael d'Alzira en 1966 escribía del interior de esta iglesia: "Era muy espaciosa y estaba compuesta de una sola nave sin claustros, con un precioso altar mayor —en la actualidad en Santa Catalina— y excelente retablo en el que presidía la estancia, como es natural, la imagen de Nuestra Señora del Sufragio. A cada uno de ambos lados había dos altares en los que se albergaban las imagen es de otros santos, y entre estos un artístico nazareno”.           

Entresacamos del libro de Eduardo Soler i Estruch, “Alzira al cor”, en el que describe que en este cementerio del Sufragio fue enterrada N’Blanquina March, madre del humanista Luis Vives.

Alfonso Rovira, 18.04.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (64). EL ORIGEN DE LAS SILLAS QUE SE PONEN EN LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE LA SEMANA SANTA ALZIREÑA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (64). EL ORIGEN DE LAS SILLAS QUE SE PONEN EN LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE LA SEMANA SANTA ALZIREÑA. POR: ALFONSO ROVIRA

Una iniciativa que comenza­ron los cofrades de la Oración de Jesús en el Huerto y que ha quedado para la historia

 

Decía William Shakespeare en su obra “El rey Enrique VIII”: "Interpretad todo con caridad". Con esta intención se lanzaron los componentes de la cofradía alcireña de la Ora­ción de Jesús en el Huerto, en la que cierran filas els taronjeros, los comerciantes dedicados a la manipulación de frutos y productos hortícolas, que allá por las décadas de los 50 y 60 tuvieron la feliz idea de abrir un capítulo, como reza el acta número doce de la cofradía, fechada en 30 de abril de 1962, que trata sobre la organización y explotación de las sillas para que los vecinos de esta población y los miles de ciudadanos de la comarca que nos visitan el Viernes Santo pudiesen presenciar el desfile del Santo Entierro cómodamente sentados.

El destino de esta dedicación era los tres centros bien queridos por los alcireños; el hogar de ancianos Santa Teresa  Jornet, Santo Hospital y Casa de Beneficencia, que en aque­llos primeros años produjo buenos frutos para estos establecimientos de caridad y beneficencia.

 La cofradía del Huerto quería superar los beneficios que se obtenían de la venta de los tiquets de las sillas, ya que existía un capítulo de gastos que mermaba los rendimientos líquidos de la explotación; una buena parte era dedicada a pagar el alquiler y transporte de las sillas, que si mal no recuerdo venían de la vecina población de Algemesí, por lo que en aquel año 1960 concibieron la idea de adquirir 1.200 sillas nuevas que se pagaron con dona­tivos aportados por los cofrades, que al mismo tiempo se logró la amortización con los beneficios que se obtuvieron de la Semana Santa de 1960 y siguiente, 1961, regalando a cada centro 400 sillas, consiguiendo superar los costos del alquiler para que los destinatarios las administraran y explotaran durante el año para otros menesteres. En 1962 los cofrades del Huerto incrementaron el censo de sillas con 150 más, que distribuyeron a razón de cincuen­ta para cada centro.

La entonces Junta Coordinadora de Cofradías supo valorar este esfuerzo en bien de los necesitados, conformando la misma confianza en la cofradía de la Oración de Jesús en el Huerto, y a propuesta del presidente se concedió el voto de gratitud a tal cofradía, por su desinteresada labor. En aquellos años, ya lejanos, el presidente de la cofradía, Vicente Soler Hidalgo, nos citaba a Ismael Mascarell, locutor de Radio Alzira y delegado comarcal del diario Levante, y al que suscribe, que cubríamos la información de radio y prensa, a que les acompa­ñáramos para hacer entrega de los beneficios obtenidos de la venta de sillas. El encuentro convenido era el segundo domingo de Pascua, a las doce del mediodía, en el Guinea; era el punto de partida para recorrer los centros benéficos. Como testimonio aquí está la foto del presidente Vicente Soler, acompañado de Alfredo Martín, haciendo entrega del donativo a Sor María Luisa Domingo,  Hija de la Caridad, superiora del Santo Hospital.

Pasaron más de veinte años y la cofradía del Huerto en estas dos décadas siguió haciendo esta meritoria labor, meta que se habían marcado. Llegó el comienzo de la década de 1980 y la nueva corporación municipal, aportaron nuevas ideas, como la del concejal Eduardo Gallar­do, que propuso el que la municipalidad se hiciera cargo de la reparación de las sillas, y con ello se aumentó el número de asientos y se obtuvieron mejores beneficios. Entraron en el reparto nuevas instituciones; la Asamblea Local de la Cruz Roja, Asociación Pro Subnormales y Cuestación Contra el Cáncer.

Hoy las sillas siguen cubriendo una necesidad en las calles de la ciudad por donde discurre la procesión del Santo Entierro para presenciar los desfiles. Una obra que comenza­ron los cofrades de la Oración de Jesús en el Huerto quedó en la historia. Surgieron algunos problemas de los que pienso que no es competencia de este comentarista, que cada semana se dedica a recordar nuestras vivencias contemporáneas, la historia más próxima que nosotros hemos conocido.

Alfonso Rovira, 11.04.1993