RUTAS POR ALZIRA (8) __ SENDERISMO POR LA MURTA
Paso a relatar, simplemente como información y por si alguien quiere realizar esta excursión, una matinal montañera de una excursión a través de una senda en el maravilloso Valle de la Murta en Alzira.
Días antes habíamos quedado en hacer una ruta que consistiría en subir a la Cruz del Cardenal y, desde allí, enlazar con la subida al Cavall Bernat por la torrentera. Así quedó el "planning" de la excursión:
1. Subir al Pas del Pobre por la pista forestal de la sombra que sale desde detrás de la casa del guarda (opcional).
2. Cruzar el barranco negro hasta la Cruz del Cardenal (opcional).
3. Salir por detrás del monasterio desde la balsa y seguir el acueducto que nos lleva hasta la fuente de La Murta.
4. Al llegar al camino, buscar la senda que debemos tener al otro lado de la pista. Si no la encontramos, no queda más remedio que bajar por la pista para subir por la pista que llega del monasterio.
5. Subir hasta el collado y desde aquí a la Cruz del Cardenal.
6. Bajar de la Cruz del Cardenal y enfilar la subida por las piedras que hay ante la espuela del Cavall Bernat para localizar la senda que en sentido descendiente nos lleva hasta la torrentera.
7. Subir la torrentera y en el collado continuar subiendo por la izquierda hacia el único pino que veremos.
8. Desde la cima seguir la larga loma del Cavall Bernat, canalón cada vez con mayor pendiente hasta una hecha con dos flechas: seguir la de la izquierda.
9. Bajamos la senda hasta la pista forestal de la solana y la tomamos por la izquierda hasta llegar al monasterio.
10. Desde el monasterio seguir la pista principal que nos lleva hasta la casa del guarda.
NOTAS DE CAMPO
Quedamos alrededor de las 6 de la mañana; ya que en el mes que corría, si nos encantábamos un poco, las temperaturas podrían hacer desistir en nuestro interés de subir al Cavall Bernat.
Caseta del guarda. Clareaba un día del mes de Julio, ideal para hacer senderismo. Éramos cuatro senderistas: mi padre; Dani, mi hijo; un tío mío y yo. Una vez llegamos a la entrada de La Murta, teníamos dos posibles opciones; una era dirigirse hacia el Pas del Pobre desde una senda que arranca desde detrás del punto de información, antigua caseta del guarda, situada en la entrada de la finca. A esta senda se accede a través de una subida larga, pero muy suave, y una vez arriba se puede intentar cruzar el barranco negro en dirección a la Cruz del Cardenal. Nosotros optamos por ir por la pista forestal hasta las ruinas del monasterio de La Murta y la casa señorial, avanzando por la pista forestal. A nuestra izquierda quedaban los terrenos que en su día se prepararon para destinarlos a usos agrícolas, repoblados posteriormente con vegetación autóctona. A la derecha de la pista, según vamos caminando, está la sombra de la Sierra de La Murta con una vegetación propia y característica: la fresneda, donde encontramos el fleje de flor (fraxinus ornus), el durillo, el madroño, el laurel y alguna que otra encina. En esta sombra, y antes de llegar al monasterio, nos encontramos con el nevero, depósito de nieve para aplicaciones culinarias y sanitarias del monasterio, probablemente del siglo XVIII. Antes de entrar en el que son las ruinas, cruzamos el puente de Felipe II que salva el barranco de La Murta. Recibe este nombre por su construcción, con motivo de la visita de Felipe II en compañía de los infantes Felipe e Isabel Clara Eugenia el año 1586. A nuestras espaldas, y antes de cruzar el puente, se pueden ver unos impresionantes ejemplares de pinos piñoneros.
Siguiendo el camino, nos encontramos a la parte izquierda la casa señorial, recinto que el propietario que adquirió la finca después de la desamortización hizo allí, remodelando el hostal y convirtiéndola en su residencia temporal a mediados y finales del siglo XIX. Ofrece un aspecto de palacio rural, destacando un gran jardín con estanque y una capilla en honor a la Virgen. Una vez allí, pasamos las balsas y seguimos la canalización del agua de la fuente de La Murta, acueducto éste que forma parte de las extensas obras hidráulicas que abastecían el monasterio. Por cierto, en uno de los sillares pudimos leer la fecha de 1772. Ya en los alrededores de la fuente nos acercamos a los dominios de la murta (myrtus communis), planta poco conocida por su escasez, excepto en este lugar alrededor del nacimiento de la fuente.
Seguimos hacia arriba, llegando hasta la pista de la solana, pero no tuvimos claro la senda que tenia que verse al otro lado de la pista para continuar subiendo hasta la pista que llega a la Cruz del Cardenal; así que nos tocó hacer una grande "U" bajando primero para después volver a subir, pero, la senda de la fuente valió la pena.
Siguiendo por la pista forestal, llegamos a la entrada de una senda, hacia la izquierda, señalizándonos la subida a la Cruz del Cardenal (545m). Ascendiendo por la senda, nos acompaña, en la parte inicial y media, la presencia de la murta, el madroño, unos imponentes “margallons” y algunos ejemplares de pino carrasco, supervivientes de los numerosos incendios que han asolado la zona. Subiendo hacia nuestra meta se aprecia el “Pla de Carrasquetes”, donde de manera natural han brotado jóvenes ejemplares de encina en esta parte de La Murta.
Ya en el collado, después de ascender por una senda llena de vegetación bastante espesa, pero muy bien señalizada, tenemos el Cavall Bernat a la izquierda y la Cruz del Cardenal a la derecha. Optamos por esta última, según quedamos en nuestra ruta preparada con anterioridad. , y conseguimos conquistar la cruz, llegando a subir literalmente a ella. Tuvimos ocasión de inmortalizar con un escrito nuestro paso por la cima en un libro de visitas que hay depositado en el pie de la cruz.
Volvimos a bajar hacia el cerro que antes habíamos dejado y enfilamos la subida al Cavall Bernat. Subimos por una gran piedra que hay ante la espuela y encontramos la senda que por la izquierda baja hacia el arranque de la torrentera, por cierto a la parte izquierda de la senda el precipicio es bastante pronunciado y espanta un poco. La subida a la torrentera es como si subiéramos directamente hacia el cielo, valía la pena vernos subir a cuatro patas en algunos tramos. Llegamos a la cima del Cavall de Bernat (584 m) y, desde allí, pudimos ver unas magníficas vistas del mar, el Monduver, las sierras de La Murta, los arrozales, la Albufera, Alzira, Xàtiva, el Júcar, etc.
Almorzamos un bien merecido bocadillo sobre un vértice geodésico (señal informativa permanente que nos indica la altura exacta de un punto sobre el nivel del mar y que forma parte de una red de triángulos para hacer cálculos geográficos) instalado por el instituto Nacional Geográfico en lo alto del Cavall Bernat, donde nuevamente pudimos dejar constancia de nuestro paso por allí en un libro de visitas. Una vez con las fuerzas repuestas iniciamos la bajada por el largo lomo del Cavall, hasta que encontramos las indicaciones de la desviación a La Murta por la izquierda y a Corbera por la derecha. Empinada senda que bajamos hasta llegar de nuevo a la Pista de la Solana, desde donde nos dirigimos hacia la entrada de de La Murta, en donde dimos por finalizada esta excursión.
En este trayecto nos encontramos con sorpresa y sin saberlo con el Pla del Pouet. Pudimos comprobar con nuestras propias manos la existencia de agua en una pequeña cueva excavada en la montaña. Esta agua era utilizada antiguamente para dar de beber al ganado del monasterio y, posteriormente, a los animales encerrados en los corrales de la finca y que, incluso, algunos restos aún se conservan en la actualidad en la zona de la solana. Probablemente, correspondan al siglo XVIII.
Vicente Dasí Martínez
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