NO AL CAMBIO DE FECHA DE LAS FIESTAS PATRONALES
Ortega y Gasset: “Soy un hombre que ama verdaderamente el pasado. Los tradicionalistas, en cambio, no lo aman; quieren que no sea pasado, sino presente”
Últimamente ha habido un par artículos en este diario digital pidiendo el cambio de fechas en las fiestas de Sant Bernat. Posiblemente, sea un tema que canse a los lectores y si es así pido disculpas, pero he creído conveniente la necesidad de un artículo en el que se defienda, aunque sea una sola vez, la postura contraria; o sea, la inmovilidad de las fechas de nuestras fiestas locales, dando también otra opinión en este periódico que demuestre su pluralidad.
En primer lugar, decir que el cambio de fechas me parece, a todas luces, algo innecesario y que no tiene fundamento. Se habla mucho de la poca asistencia de la gente, que no hay participación porque están de vacaciones, que si antes eran tal fecha o tal otra, que si en Carlet son en septiembre y podrían coincidir por ser el mismo patrón, etc.
Vamos a ver. Cualquier pega que se le quiera encontrar a julio se le puede encontrar, pero creo que tenemos que ser un poco más sensatos y coherentes dando verdaderas razones de peso para este cambio. Personalmente, creo que es un craso error hacerlo diciendo, por ejemplo, “es que antes eran en tal fecha y la gente acudía más a las procesiones”. Este punto me parece curioso pues no deja de ser una inocente morriña del pasado y querer convertirlo en presente. Por esta regla de tres, espero que no se recuerde cuando en España no se ponía el sol y que también quieran reclamar el antiguo imperio. Puestos a reclamar añoranzas cualquier cosa vale.
Lo que hay que tener claro es que si antes tenían esas fechas son de las gentes de antes, no de las de ahora. No podemos escudarnos en antes puesto que los tiempos cambian. Con esto me viene a la memoria una cita del maestro Ortega y Gasset que creo que podría definir este sentimiento: “Soy un hombre que ama verdaderamente el pasado. Los tradicionalistas, en cambio, no lo aman; quieren que no sea pasado, sino presente. Amar el pasado es congratularse de que efectivamente haya pasado, y de que las cosas asciendan a la vida más pura y esencial que llevan en la reminiscencia”.
Es decir, hay una evolución en todo. Si no es así, volvamos a ir en carro y con zapatillas de esparto porque antes también iban. Del mismo modo que si antes, en esos tiempos, la gente era más partícipe era porque, evidentemente, no tenía ni los medios económicos ni materiales que tenemos en la actualidad para poder decidir lo que hacer o donde ir en nuestras vacaciones. Por supuesto, el sentido religioso era mayoritario, y no voy a descubrir lo que, supongo, era la Iglesia de entonces, en la que veías un cura por la calle y te tenías que quitar la boina para saludarlo. Hoy la gente, en su mayoría, no tiene ese fervor de antaño. Por lo tanto, es lógico que las procesiones no tengan gran afluencia. El que quiere ir va y el que no se dedica a hacer otra cosa. No se trata de prohibir nada a nadie, eso sería distinto, si no que se trata de respetar una opinión personal de cada uno. ¿O también tenemos que volver a ver al cura de turno bajo palio, como antaño, acompañado de las autoridades locales con sus fatuas sonrisas? Puestos a tener que recuperar tradiciones pretéritas, por las procesiones, no me extrañaría en absoluto. Como dijo don Quijote: “Sancho, con la Iglesia hemos topado”.
Pongamos que se cambian las fechas ¿Realmente la afluencia sería mayor? Si la ciudad está en fiestas ¿Qué hace pensar que la gente se quedaría en Alzira, necesariamente, y no aprovecharía esas fiestas para salir fuera igual que en Semana Santa o en cualquier puente a lo largo del año? Nadie puede demostrar que esto no sea así, por lo tanto estaríamos en las mismas. En los San Fermines de Pamplona o en las fiestas del Pilar de Zaragoza, los que son del lugar, en su gran mayoría, aprovechan esos días para salir fuera, esto lo sé con conocimiento de causa ¿Qué hace pensar que aquí no ocurriría lo mismo?
En cuanto a la asistencia a los conciertos, todo depende de los artistas que se traigan. Por ejemplo, alguien que este fuera y se tenga que desplazar para ver a los Mojinos Escozíos (creo que ya es la tercera vez en 10 años que vienen) pues no creo que lo haga; pero en cambio si traen a Miguel Bosé (como en Sueca, por ejemplo), que actualmente está arrasando, pues posiblemente no se lo piense y acuda. La asistencia va en función de lo que se le ofrezca al pueblo y nada más.
También creo, y esto es opinión muy personal, que no se puede despreciar a la gente que se queda en el pueblo y que no tiene medios para poder salir fuera y cuya única diversión pueden ser esos días de julio. No todos pueden permitirse un viaje, un chalet o apartamento para veranear. Me da lo mismo si son pocos alzireños o son muchos, si son magrebís, rumanos o chinos. No creo que las fiestas las tengan que disfrutar únicamente los “alzireños de pura raza”. ¿Qué mejor motivo de integración para esos colectivos que unas fiestas? Además, supongo que no hace falta recordar los orígenes de nuestra ciudad, de los que tanto presumimos cuando conviene. Y, además, un ilustre alzireño que tiene una estatua levantada en la Plaça Casasus, no era cristiano, precisamente. También habría que pensar que hay alzireños que no residen en la ciudad y que en el mes de julio es lo ideal para volver y poder disfrutar un poco en su lugar de origen. No creo que tampoco sea excusa suficiente el decir que las disfrutan en su mayoría los nuevos alzireños que se han establecido recientemente. Ese pensamiento me parece un tanto xenófobo. Quizás, y esto ya es una pequeña reflexión, pienso esto porque soy nieto de alzireños que, precisamente, el día de Sant Bernat tenían que coger la maleta para ir a la vendimia, y ser un simple trabajador en otro país no es fácil. O tal vez, también, porque se lo que es estar fuera de tu ciudad y que en ocasiones digan: “¿Por qué no te vuelves a tu tierra?”. No sé, pero me parece que las fiestas han de estar abiertas a todo el mundo. Es una actitud farisea el presumir que las Fallas o la Semana Santa son de interés turístico nacional y alegrarnos que venga gente a visitarnos, pero después nos quejamos de que las fiestas de Sant Bernat son disfrutadas, mayormente, por los nuevos alzireños que han venido aquí a residir. Los primeros están de paso, los segundos forman parte de la ciudad. Así que menos boato para unas cosas y más sensibilidad para otras.
Por último, y para no extenderme mucho más, el hecho de decir que las fiestas de Carlet son en septiembre me parece algo de traca, con mis mayores respetos a Carlet. Nosotros somos ALZIRA, la capital de la Ribera Alta. Esto ya es orgullo de alzireño, que tenemos la suficiente entidad y categoría para no tener que compararnos con nadie y mucho menos sentirnos inferiores por ello.
En fin, esto es lo que pienso. Se podrían dar más razones, pero tampoco se trata de que este artículo sea interminable. Me imagino que tiempo habrá para volver a hablar de ello. De todas formas, me parece que el Ayuntamiento tiene cosas muchísimo más importantes en que pensar (al menos a mí se me ocurre alguna) que en el cambio de las fechas patronales y que, seguramente, muchos alzireños agradecerían que se solucionasen antes esas urgencias que este banal asunto.
Marino Baler
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