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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (52). EL ANTIGUO MERCADO MUNICIPAL

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (52). EL ANTIGUO MERCADO MUNICIPAL

Desde 1884, hasta hace bien poco, Alzira tuvo un mercado municipal de notable importancia

 

En 1884 fue construido en la plaza del Mercado un pabellón destinado a pescadería, según memoria descriptiva del arquitecto. Desde aquel año, la recién nombrada ciudad, Alzira posee un mercado cubierto, como vemos en la fotografía que acompañamos, que después describire­mos. Un mercado cubierto, digno de su importancia y compuesto de cuatro galerías formadas por elegantes columnatas de hierro, en combinación con la madera y el zinc, los cuales ofrecían un agrada­ble conjunto que resultaba cómodo para el público y los vendedores. Limitaban al lado del mercado numerosas casitas independientes, cubiertas y con sus cierres en las que se realizaba la venta de carnes y salazones. Faltaba tan sólo una dependencia separada para la pescadería y este servicio fue el que vino a llenar, completando el mercado. Un pabellón octagonal cuyo presupuesto alcanzó 6.377.64 pesetas. En 1944, siendo alcalde el doctor Lisardo Piera Rosario, se remodeló parte del mercado con la higienización de algunas dependencias, ampliación del mismo con una serie de mesas de piedra artifi­cial, colocadas sobre artística obra de fábrica de ladrillo timbrado de gran solidez.

Si "recorren" la foto verán, en primer término, a la izquierda, las casetas donde estaban instala­das las carnicerías que se asentaban sobre el antiguo circuito amurallado. De los industriales carniceros que conocimos en la época a que hacemos referencia, estaban Gregorio Marzal, "Goriet el carnicer", los hermanos Alfonso, los Morell, Flores, Tudela, Bohígues, Serra... Un poco más arriba, en la misma línea, aún se puede ver el desaparecido también "Café Fondo", regentado por Micalet. A su izquierda se situaba la pescadería, donde vendían su mercancía procedente de la mar, entre otras, las señoras Victorina y Tonica. Más a la derecha, la otra taberna de la señora Elisa y en la esquina siguiente, tras cruzar la calle del Amparo, dentro de la misma plaza, se situaba una de las dos chocolaterías, en ésta lo servían calen­tito, tres hermanas: Consuelo, Pura y Trini. Siguiendo la línea rectangular, estaban las carnicerías y al llegar a la esquina de la calle Santos, la dels pilonets, podíamos degustar el buen chocolate que preparaba Encarna Corts, con las también buenas manos de su hermana Fina y de su prima Rosita Ferrer. Rico chocolate en cuya taza se podía mojar con los deliciosos churros que elaboraba María Fuster en su caseta al  bajar los escalones, cerca del río. La señora Encarna, en verano, también preparaba un rico “aigua llimó” y leche merengada. No nos podemos olvidar en el centro del mercado a los hermanos Peris, Ernesto y Eduardo, que vendían salazones. Rafael Esteve, Salvador y María, Vicente Carrión y el quios­co de Blayet en el centro de la plaza, que Emilio Serra, el carnicero, fue el último en disfrutarlo. Muchas verduleras, que despachaban ricos productos de la huerta. Detrás del quiosco, entre las carnicerías, una fuente con un pilón de hierro y al lado el retén de la policía, el repeso.

Descendíamos los tres escalones, y en la amplia acera encontrábamos a los asentadores en el merca­do de abastos. Aún podemos comprobar en la fotografía la casa de los Aranda, en la esquina el ultrama­rinos de Alberola, Pepe y Tomás; al lado la casa de los Aranda, la Taberna de la Simona y más adelante la señora Virginia que vendía loza y la señora Isabel que también tenía el mismo producto; la fábrica de hielo de Torremocha, el almacén de plátanos de Patricio Soler y la posada de los Palomares. Otras tiendas de tejidos se situaban más hacia el principio de esta calle, como la de Antonio Martínez, Conill, Borrás, Sierra, Durá, Micó, el Randero, Gresa, la tintorería Diego, la oficina de consumos y, ya casi cerca del mercado, la posada de Sampedro y, muy cerca del mercado, en el centro de la calle, los vecinos vienen plantando falla desde los primeros años después de los cuarenta, al llegar las fiestas de San José.

De todo lo que les hemos hecho memoria solamente quedan para el recuerdo los árboles que siguen marcando el tiempo transcurrido.

Desaparecido el antiguo mercado salieron a relucir vestigios de nuestros antepasados.

El mercado es un edificio público destinado permanentemente en días señalados a comprar vender o promulgar géneros y mercancías. En la península Ibérica, los visigodos impulsaron la creación de lonjas para la venta y cambio de mercancías y, por otra parte, siguieron funcionando pequeños mercados dedicados al consumo local, que se situaron junto a las ciudades. En Alzira conocimos hasta no hace muchos años el mercado, la plaza, el Prado, en la Vila, entre el antiguo brazo muerto del Xúquer —hoy avenida Luis Suñer— y la calle Faustino Blasco, antes de la lonja. Era donde acudían las amas de casa cada mañana, excepto domingos y festivos, a proveerse de los alimentos necesarios del consumo diario.

Desconocemos cuando comenzó a funcionar este mercado, el del Prado; lo que sí sabemos por haberlo conocido a través de los documentos que se conservan en el rico archivo municipal, que en 1859, siendo alcalde Juan Redal, el Consistorio propuso expropiar terrenos anexos a la plaza de referen­cia. Eran propiedad de Francisco Ignacio Monserrat y la casa de José María Laviña. Estas se situaban en lo que hoy es la calle del Amparo y casa de Laviña entre Santos y Faustino Blasco, en cuya esquina había una noria y una balsa para almacenar el agua que extraía la misma.

Las obras de remodelación se basaron en el proyecto del arquitecto municipal José Camaña Laguna, alcanzando la cifra de 30.744,07 pesetas el 21 de octubre de 1880. La armadura que conocimos fue terminada el 31 de diciembre de 1882 y en la construcción intervino el arquitecto Antonio Marto­rell, con una verja de cerramiento.

Alfonso Rovira, 17.01.1993

5 comentarios

Angela -

Hola, verás llegue a tu pagina buscando el nombre de Jose Maria Laviña. Pues tengo el testamento de mi bisabuela donde le deja a su hijo osea mi abuelo una finca dice que linda con este señor en Alcira por el norte.-
El caso es que bueno estaa inscrita en el Registro de la Propiedad pero este parece ser que se quemo, por tanto a pesar que esta finca estaba en la partida rafoll supongo que no se puede hacer nada.-
tiene gracia no?

Alfonso Rovira -

Hola Enrique. Creo que el mercado de detall fue demolido en 1983, tras la "pantanada" que tanto le afectó, como todo lo que inundó el agua y el barro. Saludos

Enrique -

Me ha gustado mucho el artículo, pero no recuerdo cuando fué cerrado y demolido finalmente. ¿podrias decirlo?

alfonso rovira -

Hola Eduardo: Si; es verittat. Algunes vegades se mos oliden noms; el que escriu te fallos. El churrero era Gustavo y estaba fora del mercat, al costat de la muralla. Ja va faltar el fill. S'mare era la churrera. Be; ja veig que me lliges. Un abç i segueix obrint la página del seis doble desde Mexic. Eres un bon alzireny.

mascarellet -

Me has hecho recordar tanto... Has dejado de mencionar a un carnicero con el cual, bueno mejor dicho con su hijo, estube muy ligado por la amistad, mejorando la tuya claro, se llamaba Terol y eran tres hermanos, la carnicería estaba la última a mano izquierda junto a la pescadería precisamente. Tambien he recordado a Pepe el churrero, que tenía, bajo un gran arbol donde se colocaban los montones de coles y lechugas a la subida de los escalones un muy bonito quioskpo donde se supone se vendían churros y ag[uia de regaliz... Tampoco puedo olvidar a Emilio, tu mlo recuerdas, pero el se caso con Finita Torres que era prima mía... En serio aunque este escrito sea un poco lejano me acuerdo mucho del cafe fondo y tambe de la atra cantina que tu menciones ahon me vach minchar chunt a la meua dona una mejillona en el pare de Antonio Terol.
Collons com es viva Alzira en el records-- Gracies