ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (62). UN MONUMENTO QUE ES HISTORIA PETRIFICADA Y EL ORIGEN DEL ESCUDO DE ALZIRA. POR: ALFONSO ROVIRA
“… por lo cual le dio su blasón y escudo con las siglas “FF”, añadiéndole la llave en posición horizontal, que daba a entender que si no se atravesaba la Vila pasando por sus puentes habidos a ambos costados sobre el río Júcar, no se podía recorrer el Reino de Valencia. Era testimonio la inscripción Claudo Regnum et Adaperio, obric i tanque el Regne”
La Estela regional es un monumento emplazado en la carretera de Alzira a Carcaixent. Hasta que se construyó la variante de Alzira, se ubicaba en el centro del Pont de Xàtiva, por donde discurre el barranc de La Casella. Hoy, un poco desplazado del lugar de origen y enmascarado, sucio como si por él hubieran pasado los vándalos después de abandonar la antigua Sucro, después de la batalla que enfrentó a Pompeyo y Sertorio, a principios de la era cristiana, en el año 700 y pico.
Este monumento fue construido por el escultor Roberto Roca Cerdá, en el año 1961, con un presupuesto de 28.000 pesetas. Tiene un cuerpo central de ladrillo, pilas tras laterales y placas para la inscripción en piedra y cerámica. Desgranaremos hoy el contenido histórico de lo que la piedra recoge.
La Sucro Ibera
No está confirmado que las ruinas de la antigua Sucro se hallen bajo las edificaciones de la vieja Algezira, pero como dice el setabense Vicente Boix en su “Memoria histórica de la inundación de La Ribera”, publicada en 1865, Sucro fue la ciudad íbera que durante la dominación romana adquirió gran celebridad por la famosa batalla en la que se enfrentaron Pompeyo y Alranio, contra Sertorio y Perpenna.
Sucro estuvo en pie con gran decadencia hasta que los Vándalos la destruyeron en el 717 de la era cristiana, en que fue poblada por los árabes, dándole el nombre de Algezira Xúcar, isla del Júcar.
Plinio dijo que Sucro estaba situada junto al río del mismo nombre, Júcar, en el término de la Contestania. Por los textos de Boix y Escolano se sabe que a la parte norte del río comenzaba la Edetania, y al Sur la Contestania. Luego, si Sucro estaba en el término de la Contestania ha de ser precisamente, sin lugar a dudas, la de Alzira o algún paraje dentro de su demarcación, siempre al límite sur del Júcar.
Una vez posesionada la villa por el rey, después de habérsela entregado pacíficamente y convencido de que los habitantes le eran fieles, la incluyó en el patrimonio de la Corona de Aragón a perpetuidad, con el mandamiento expreso de que ni él, ni sus sucesores pudieran enajenarla a tercera persona; por lo cual le dio su blasón y escudo con las siglas “FF”, añadiéndole la llave en posición horizontal, que daba a entender que si no se atravesaba la Vila pasando por sus puentes habidos a ambos costados sobre el río Júcar, no se podía recorrer el Reino de Valencia. Era testimonio la inscripción Claudo Regnum et Adaperio —obric i tanque el Regne—.
El aumento de población hizo que elevara en manera considerable las decisiones del rey, el cual, por la pasión que sentía a su Algezira, a la que denominaba 'perla més fina de la sua coronar", cuando apenas hacia seis años que pertenecía a su Reino de Aragón. El 2 de agosto de 1249 le concedió un privilegio por virtud del cual nuestra villa adquiría una importancia dentro del Reino.
El gobierno de Alzira se regía, a partir de la reconquista, por los generales del Fuero de Valencia, hasta que consigue de Juan II (1468) el privilegio de la insaculación para la elección de los que han de desempeñar cargos de gobierno con una capitulación que ha pasado a la historia con el nombre de Capítols del Sach, sistema lleno de instinto social con el que los seleccionados son la genuina representación de la colectividad. Tuvieron vigencia escrupulosamente observada hasta que Felipe V, al tomar posesión del trono en 1707, arremetiera contra nuestros Fueros, Privilegios y Libertades comunales. De todos es suficientemente conocida la historia de nuestros santos Bernardo, María y Gracia —Aben-Amete y sus hermanas Zaida y Zoraida— hijos de Almanzor y Zaida, señores de Pintarrafes, Carlet, que fueron martirizados y regaron con su sangre estas ubérrimas tierras en el término de Alzira, en la partida de Sant Bernat, el día 20 de agosto de 1180. Sus cuerpos fueron hallados por el rey conquistador, construyendo un templo y dándoles piadoso culto. Precisamente este año, el 19 de julio, se cumplen 350 años de que fueron nombrados patronos de Alzira.
Si tenemos en cuenta que “Cármenes” equivale a jardines, los montes de este término municipal eran verdaderos cármenes: La Casella y la Murta, que desaparecieron en grandes y voraces incendios en esta segunda mitad del siglo XX
Comenzaba el XVI, los campos de este término, sujetos al cultivo, producían frutos en cantidad que la población no podía consumir y de la predisposición por el sobrante se hizo eco el Consejo General de la Villa de Alzira, y el 18 de marzo de 1517, cuando el Jurat de Cap, Francesc Costera, exponía se construyesen puentes y caminos para dar facilidad al tránsito de carretas que venían cargadas de cereales. A la vuelta se llevaba “olis, taronges, llimes i altres mercaderies” según el Llibre dels actes dels Jurats e Consell, Sg. 03/104, folio 79 vuelta) .
La producción de naranja entre los frutos en escala de cosecha es un hecho en 1517 en que los vecinos de Alzira lo promovieron y, con esfuerzo, lo han sostenido de generación en generación. El agricultor alcireño, intuyendo que el caudal de agua es un filón de oro, excavó la tierra, perforó la peña sin reparar profundidades, halló manantiales y, elevando las aguas, llenó con ellas los llanos y las empujó a las alturas para que lo que eran montes cubiertos de maleza, sean ahora “Cármenes” tapizados de verde y con el perfume del azahar en primavera.
Alfonso Rovira, 28.03.1993
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