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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (16) // L’ALQUERIETA, ESE ENTRAÑABLE BARRIO. SUS EDIFICIOS Y EL RECUERDO DE DOÑA MATILDE. // POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (16)     //     L’ALQUERIETA, ESE ENTRAÑABLE BARRIO. SUS EDIFICIOS Y EL RECUERDO DE DOÑA MATILDE.     //      POR: ALFONSO ROVIRA

La Alquerieta, o l'Alquería como rezaba en “les rajoletes” del hort  dels pararra­yos, es una entrañable y querida barriada alcireña donde siempre han sido acogidos con todo cariño los que vivimos en este “cau de raboses”, huyendo de las catástrofes que nos han producido las inundaciones. L’Alquerieta, que cuenta con una elevada cota sobre el nivel del mar, ha acogido y sigue acogiendo importantes servicios que no pueden ser ubicados en el llano donde existe el peligro de la invasión de las aguas de nuestro, a pesar de todo, entrañable río.

Nuestra colaboración de hoy la vamos a dedicar a tres bloques de edificios hoy desapare­cidos donde se ubicaba primeramente la Sericícola, industria de la seda; más tarde la subestación naranjera; después el Hogar Eucaristía y, finalmente, el colegio San Enrique; para terminar en un des­campado montículo. Muy cerca de estos terrenos se sitúa hoy el edificio del Servicio de Protec­ción Civil, dotado de un pequeño helipuerto. 

Industria de la seda, estación naranjera y el Hogar Eucaristía

Los alcireños de mi época recuerdan una puerta enrejada y escalera que ascendía hasta llegar al edificio central y que arrancaba desde el final del Carrer del Pou —Callao—. Allí, en el primer tercio del siglo XX, casi en el ocaso, se ubicaba la industria del gusano de seda. La Comisaría de la Seda, perteneciente a la presidencia del Gobierno, el 14 de diciembre de 1926, por Real Decreto, fomentaba esta industria en las escuelas nacionales. Esta documentación al respec­to se la debemos al incansable investigador alcireño, el maestro nacional Jesús Emilio Hernán­dez, que nos la ha facilitado para que ustedes tengan una idea de esta industria de nuestro pueblo.

Seguía diciendo la Real Orden que para que se fomente en la fiesta del árbol, que la recuerdo bien, se celebraba en el mes de abril, cuando mi padre ejercía el magisterio en esta ciudad, “se planten moreras, a fin de que en las escuelas nacionales tengan base para la cría de gusanos de seda".

Siguiendo un orden de prestación de servicios de aquellos edificios de l'Alquerieta, en el mes de agosto de 1932, fue cuando comenzó a funcionar el Subcentro de la Estación Naranjera de Levante. Nuestro recordado paisano Ernesto Magraner, perito agrícola, describe los servicios que prestaba a los agricultores alcireños en un reportaje publicado en la revista gráfica Xúcar editada el16 de julio de 1935 y que dirigía el archivero municipal Vicente Pelufo Corts. "El Subcen­tro de Alzira, decía el señor Magraner, está dedicado al servicio del agricultor; a la observación de sus huertos, los frutos y en las variaciones de los mismos; la proporción del azúcar; las alteraciones de acidez y la composición química, entre otros menesteres".

La naranja en el término de Alzira, en aquella época, tenía un prestigio considerable hasta el punto de que el 17 de septiembre de 1934, Luis Simarro, presidente de la Cámara Oficial Agrícola de la capital de provincia, escribiera al alcalde de Alzira, Vicente Pellicer, para que la población de La Ribera participara en la exposición de plantas, flores, frutos y aves en los viveros municipales, en el día de la naranja, fijado para el día 7 de octubre de 1934. Allí se puso en escena la obra del compositor almeriense Padilla, autor del conocido pasodoble Valencia, titulada “El pregón naranjero”. Como "la naranja de Alzira, decía el señor Simarro en su carta al alcalde, es de las que gozan de más justa fama en nuestro país y extranjero, me indica la comisión organizadora la conveniencia de que asistiera la Banda Municipal al certamen, pues de este modo el nombre de Alzira quedaría unido a la propaganda que de este acto se tiene que hacer". Desapareció el Subcentro de la Estación Naranjera; el Centro estaba en Burjassot en los años cuarenta.

Pasaron a ocupar estos edificios una buenas alcireñas que, capitaneadas por doña Matilde Gimeno Castillo, dentro de sus posibilidades, ayudaban a los niños de la barriada con enseñanza y algún que otro alimento, tan escaso en la época. De aquellas heroicas mujeres recor­damos también a Zoe Dolz, que era tía del doctor Camilo Dolz, alcalde que fue de nuestra ciu­dad. Ellas fundaron el Hogar Eucaristía. Con el tiempo vendrían las Hermanas Obreras de la Cruz y el colegio de la Sagrada Familia. 

Casa de les malaltetes

Tenían doña Matilde y sus compañeras una casita donde hoy se sitúa el colegio, al lado de donde ha estado más de treinta años el centro emisor de Radio Alzira, que denominaba popular­mente la "casa de les malaltetes" donde residían algunas jóvenes que tenían el bacilo de Koch —tuberculosis—. Eran marginadas por sus familiares y estas buenas hermanas las acogían y cuida­ban.

Más tarde, estos edificios albergaron a niños hijos de enfermos del sanatorio lazareto de Fontilles. Se denominó Colegio Preventorio San Enrique y era regido por hermanas Franciscanas. Por su parte, frente a este preventorio, doña Matilde fundó el colegio Sagrada Familia, que sigue funcio­nando con nutrida matrícula.El grano que aquella buena alcireña doña Matilde Gimeno Castillo sembró en la buena tierra del barrio de l'Alquerieta, fructificó en el transcurso del tiempo en esta barriada que ella tanto quiso y que los alcireños seguimos apreciando mucho.

Alfonso Rovira, 03.05.1992

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