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EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (54). LA FIESTA DE LA CANDELARIA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (54). LA FIESTA DE LA CANDELARIA. POR: ALFONSO ROVIRA

Luces para La Murta

 

"Si la Candelaria riu, ja estem en I'estiu, i si plora, el l'hivem ja està fora". Es uno de los refranes populares valencianos que anuncian la llegada del buen tiempo, que la primavera se acerca.

La liturgia de la Iglesia católica celebra en estos días la Purificación de María y la presen­tación del Niño en el templo. Una fiesta que aparece ya en el siglo IV en Jerusalén. A mediados del VII se introduce en occidente, donde se subrayó el aspecto mariano de la fiesta, ya que se conmemoraba la también purificación de la Virgen, cuarenta días después del parto. La reforma litúrgica actual ha restituido su categoría de fiesta del Señor. Al principio del oficio, el celebrante bendice los cirios para recordar que Cristo es la "luz de las naciones" de ahí el nombre de Cande­laria. Luego se distribuyen los cirios y se celebra una procesión cuyo origen más antiguo es peni­tencial.

Distintas parroquias de nuestra ciudad vienen concelebrando esta fiesta a través de los años, de los que recordamos en el transcurso de los años cuarenta, ésta se celebra en la capilla de las Escuelas Pías, a la imagen de la Virgen de la Consolación y Correa, que en años anteriores a 1936 se celebraba en la iglesia conventual de San Agustín, que como los alcireños recuerdan estaba en el carrer Fosar, hoy Pérez Galdós. Parroquia que fundaron los monjes agustinos que moraban en el monasterio de Aguas Vivas y que vinieron a Alzira a instancias del rey Jaime I, allá por la mitad del siglo XIII, y que alrededor de 1877 pasaron a regirla los padres escolapios, quienes estuvieron más de sesenta años impartiendo el magisterio en nuestra ciudad. Al abandonarla, la imagen de la Consolación y Correa, que presidía esta celebración de la Candelaria en la capilla que estaba instalada a la izquierda de la entrada de lo que hoy es la Casa de Cultura, se hizo cargo la familia Ribes, que vivían en la plaza Mayor, 16, en cuyo número siguiente se ubicaba la droguería central y en el primer piso los locales de Acción Católica de San Juan.

Después, estas dos casas formaron lo que hoy es un solo edificio. Con motivo de las obras pasó a disponer de ella María Ribes, quien tras la pantanada de 1982, con el acuerdo de la junta directiva de la cofradía, la donó a la parroquia de la Virgen de Lluch, que comenzó a fun­cionar en un domicilio particular de la calle Camilo Dolz, propiedad de Tomás González y, más tarde, en un aula del colegio Francisco Franco, hoy Blasco Ibáñez, hasta que fue construido el templo en la calle Pedro Esplugues por el párroco Joaquín Nadal Steinfelder.

La primera madrina de la fiesta fue María Cruz Carrió Boquera, y a partir de entonces alternaron cada año el madrinazgo solteras y casadas. En la actualidad, dirigidos por el párroco José Santamaría, dentro de estas celebraciones litúrgicas, se dedican actos con la participación de jóvenes, niños, la familia, la celebración de las bodas de plata de los matrimonios de la feligresía y también para las personas de la tercera edad y, finalmente, el día 2, la celebración de la fiesta de la Presentación del Señor en el templo. Cabe señalar que, en el salón Parroquial, con la colaboración de feligresas de la parroquia y de otras de la ciudad, se realizó una exposición de trabajos de ganchillo artesano y bordados.

Otra parroquia del arrabal, la de San Juan Bautista, desde 1944, nos cuenta Salvador Baeza Peris, que es presidente de la Asociación Religiosa de la Inmaculada y San Luis Gonzaga, celebran la fiesta a la imagen de la Virgen del Consuelo y Correa. En la época a que nos referimos, la fiesta se celebraba en los locales de una cooperativa. En la actualidad se celebra en la misma parroquia, donde se nombra una madrina y se organiza una procesión que recorre las calles de la feligresía. Celebrar la fiesta

En 1954 se fundaba la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Murta y al año siguiente comenzaron a celebrar la fiesta de la Purificación, con un triduo preparatorio, llegando al día 2 de febrero en que por la mañana se celebra misa de infantes y descubierta. Por la tarde, a las siete, tiene lugar el reparto de candelas y bendición de las mismas y más tarde la procesión denominada de "luces", que recorre los aledaños del templo, finalizando con la misa y ofrenda del niño por los padrinos, que este año han sido nombrados Juan Antonio Navarro y su esposa Dolores Landa. Para ilustrar el reportaje de hoy, hemos elegido la fotografía de las personas que partici­paron como padrinos y camareras de la fiesta celebrada en el segundo año, organizada por la Real Cofradía de Nuestra Señora de Alzira. Era en 1956 cuando el día anterior de la misma, el 1 de febrero, los asistentes pasaron "més fret que Carracuca", pues los ribereños sufrieron la fatal hela­da que hizo fueran arrancados todos los naranjos. En la imagen, de izquierda a derecha, de pie: María Lacasa Gomar, Amparo Hernandis Simarro, Lina García García, Rafael Presencia Lliso —­padrino—, Julia Pellicer Verdú, Marisa Martínez García y Araceli Coves González. Sentadas: Mariles Piera Redal, Manolita Sanfrancisco Llinares, María Teresa Donat, Amparo Redal Sánchez —ma­drina—, Maruja Sifre, Amparo García Llinares y Adela Tena Ramírez.

Alfonso Rovira, 31.01.1993

 

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