Blogia
EL SEIS DOBLE - DIARIO DIGITAL DE ALZIRA

Articulistas ----------------------- Alfonso Rovira

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (63). RADIO ALZIRA Y EL ENTRAÑABLE POSTE EMISOR. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (63). RADIO ALZIRA Y EL ENTRAÑABLE POSTE EMISOR. POR: ALFONSO ROVIRA

La baliza que señalaba el punto más alto de Alzira era el faro, como un señuelo, donde se adivinaba por las noches donde se encontraba nuestra ciudad

 

Mediaba la mañana del primaveral martes 30 de marzo de este año 1993, cuando un grupo de especialistas, auxiliados por una potente grúa, hacían desaparecer, como por arte de magia, la torre de 45 metros de altura que sirvió durante los casi treinta años más próximos de nues­tro pasado inmediato de poste radiante o antena transmisora de la ribereña y añorada Radio Alzira. La baliza que señalaba el punto más alto de Alzira era el faro, como un señuelo, donde se adivinaba por las noches donde se encontraba la capital de La Ribera Alta, en dicha torre donde se situaban tres luces rojas que dejaron de lucir.

Finalizaba la década del año 1960, cuando el entonces director de Radio Alzira, Juan Ortega Vicente, realizaba las gestiones pertinentes para mejorar los equipos técnicos de los transmisores y que la voz de La Ribera llegara más lejos de nuestros límites comarcales, motivo por el cual había que trasladar las instalaciones de alta frecuencia fuera de la pobla­ción y que en los estudios de la plaza  del Caudillo quedaran solamente los de baja frecuencia, desde donde se producían las emisiones diarias.

El primer punto que se estudió fue en la ladera sur de la montañeta del Salvador, a la entrada de la replaza. Después, ya en firme, fueron adquiridos unos terrenos propiedad de Matilde Gimeno, en el Torrechó, junto al colegio Sagrada Familia, lugar donde se acondicionó para emplazar primeramente el poste radiante. Seguidamente, fue construida la casa donde albergar los equipos técnicos, obra que realizó el constructor alcireño Próspero Enguix.

Las instalaciones contaban con un equipo de onda media y otro de reserva, comenzando su andadura las emisiones de modulación de frecuencia, que tanto hizo por los clubes de fútbol, como fue el objetivo de Radio Alzira con la UD Alzira, Olimpic de Xàtiva o el Algemesí CF, transmitiendo en directo los encuentros que disputaban en los lugares más apartados de la península incluidas las islas.

 

Mejor calidad técnica

En el mes de mayo de 1981 desaparece la onda media, que había sido trasladada a Cartagena;  el poste sigue su prestación ahora para soporte de las antenas de la emisora  de modulación de frecuencia, hasta que fue "jubilado" para entrar en servicio en el mes de octubre de 1991 otro poste emisor con mejores cualida­des y calidad técnica, debido a su emplazamiento en la Urbanización de San Bernardo, con una cota sobre el nivel del mar de 200 metros. Saliendo al aire bajo el indicativo de “Dial Mediterráneo”

Cuántas noticias salieron al éter, transformadas en vibraciones radioeléctricas, con­vertidas en voces y música al llegar al receptor de los radioescuchas desde el centro emisor de L’Alquerieta. Recordamos a compañeros con los que compartimos servicio en largas horas del día y noche vigilando su buena marcha. Vicente Lloret, Ricardo Rubio, Miguel Nebot, Félix Serrano, Laureano García, Vicente Puig, Tomás Ferrer, Fernan­do Domingo... entonces la técnica no estaba tan avanzada y no se disponía de controles automáticos.

Lo que más se nos ha quedado grabado en la mente son las fechas del 20 de octubre de 1982 y meses que le siguieron. En aquellos fatídicos días de la pantanada, fue como un albergue durante los primeros días para nuestras familias.

Cuanta labor se hizo desde aquel lugar, desde la transmisión vía radio de la visita del Papa a la Montañeta del Salvador de Alzira el 8 de noviembre de 1982, hasta la riada de 1987, pasando por las ayudas de socorro a los habitantes de esta zona. Allí consumimos muchas horas a la "sombra" del poste emisor, de nuestro quehacer diario, que hoy recordamos con nostalgia al ver desaparecer una cosa tan nuestra, ya en desuso, tras casi 30 años de servicio. La foto que acompañamos hoy en nuestro reportaje seña­la el inicio del montaje de la antena.

Alfonso Rovira, 04.04.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (62). UN MONUMENTO QUE ES HISTORIA PETRIFICADA Y EL ORIGEN DEL ESCUDO DE ALZIRA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (62). UN MONUMENTO QUE ES HISTORIA PETRIFICADA Y EL ORIGEN DEL ESCUDO DE ALZIRA. POR: ALFONSO ROVIRA

“… por lo cual le dio su blasón y escudo con las siglas “FF”, añadiéndole la llave en posición hori­zontal, que daba a entender que si no se atravesaba la Vila pasando por sus puentes habidos a ambos costados sobre el río Júcar, no se podía recorrer el Reino de Valencia. Era testimonio la inscripción Claudo Regnum et Adaperio, obric i tanque el Regne”

 

La Estela regional es un monumento emplazado en la carretera de Alzira a Carcaixent. Hasta que se construyó la variante de Alzira, se ubicaba en el centro del Pont de Xàtiva, por donde discurre el barranc de La Casella. Hoy, un poco desplazado del lugar de origen y enmascarado, sucio como si por él hubieran pasado los vándalos después de abandonar la antigua Sucro, después de la batalla que en­frentó a Pompeyo y Sertorio, a principios de la era cristiana, en el año 700 y pico.

Este monumento fue construido por el escultor Roberto Roca Cerdá, en el año 1961, con un presupuesto de 28.000 pesetas. Tiene un cuerpo central de ladrillo, pilas tras laterales y placas para la inscripción en piedra y cerámica. Desgranaremos hoy el contenido histórico de lo que la piedra recoge.

La Sucro Ibera

No está confirmado que las ruinas de la antigua Sucro se hallen bajo las edificaciones de la vieja Algezira, pero como dice el setabense Vicente Boix en su “Memoria histórica de la inundación de La Ribera”, publicada en 1865, Sucro fue la ciudad íbera que durante la dominación romana adquirió gran celebridad por la famosa batalla en la que se enfrentaron Pompeyo y Alranio, contra Sertorio y Perpenna.

Sucro estuvo en pie con gran decadencia hasta que los Vándalos la destruyeron en el 717 de la era cristiana, en que fue poblada por los árabes, dándole el nombre de Algezira Xúcar, isla del Júcar.

Plinio dijo que Sucro estaba situada junto al río del mismo nombre, Júcar, en el término de la Contestania. Por los textos de Boix y Escolano se sabe que a la parte norte del río comenzaba la Edetania, y al Sur la Contestania. Luego, si Sucro estaba en el término de la Contestania ha de ser precisamente, sin lugar a dudas, la de Alzira o algún paraje dentro de su demarcación, siempre al límite sur del Júcar.

Una vez posesionada la villa por el rey, después de habérsela entregado pacíficamente y con­vencido de que los habitantes le eran fieles, la incluyó en el patrimonio de la Corona de Aragón a perpetuidad, con el mandamiento expreso de que ni él, ni sus sucesores pudieran enajenarla a tercera persona; por lo cual le dio su blasón y escudo con las siglas “FF”, añadiéndole la llave en posición hori­zontal, que daba a entender que si no se atravesaba la Vila pasando por sus puentes habidos a ambos costados sobre el río Júcar, no se podía recorrer el Reino de Valencia. Era testimonio la inscripción Claudo Regnum et Adaperio  obric i tanque el Regne—.

El aumento de población hizo que elevara en manera considerable las decisiones del rey, el cual, por la pasión que sentía a su Algezira, a la que denominaba 'perla més fina de la sua coronar", cuando apenas hacia seis años que pertenecía  a su Reino de Aragón. El 2 de agosto de 1249 le concedió un privilegio por virtud del cual nuestra villa adquiría una importancia dentro del Reino.

El gobierno de Alzira se regía, a partir de la reconquista, por los generales del Fuero de Valencia, hasta que consigue de Juan II (1468) el privilegio de la insaculación para la elección de los que han de desempeñar cargos de gobierno con una capitulación que ha pasado a la historia con el nombre de Capítols del Sach, sistema lleno de instinto social con el que los seleccionados son la genuina represen­tación de la colectividad. Tuvieron vigencia escrupulosamente observada hasta que Felipe V, al tomar posesión del trono en 1707, arremetiera contra nuestros Fueros, Privilegios y Libertades comunales. De todos es suficientemente conocida la historia de nuestros santos Bernardo, María y Gracia —Aben-Amete y sus hermanas Zaida y Zoraida— hijos de Almanzor y Zaida, señores de Pintarrafes, Carlet, que fueron martirizados y regaron con su sangre estas ubérrimas tierras en el término de Alzira, en la partida de Sant Bernat, el día 20 de agosto de 1180. Sus cuerpos fueron hallados por el rey con­quistador, construyendo un templo y dándoles piadoso culto. Precisamente este año, el 19 de julio, se cumplen 350 años de que fueron nombrados patronos de Alzira.

Si tenemos en cuenta que “Cármenes” equivale a jardines, los montes de este término municipal eran verdaderos cármenes: La Casella y  la Murta, que desaparecieron en grandes y voraces incen­dios en esta segunda mitad del siglo XX

Comenzaba el XVI, los campos de este término, sujetos al cultivo, producían frutos en canti­dad que la población no podía consumir y de la predisposición por el sobrante se hizo eco el Consejo General de la Villa de Alzira, y el 18 de marzo de 1517, cuando el Jurat de Cap, Francesc Costera, exponía se construyesen puentes y caminos para dar facilidad al tránsito de carretas que venían carga­das de cereales. A la vuelta se llevaba “olis, taronges, llimes i altres mercaderies” según el Llibre dels actes dels Jurats e Consell, Sg. 03/104, folio 79 vuelta) .

La producción de naranja entre los frutos en escala de cosecha es un hecho en 1517 en que los vecinos de Alzira lo promovieron y, con esfuerzo, lo han sostenido de generación en generación. El agricultor alcireño, intuyendo que el caudal de agua es un filón de oro, excavó la tierra, perforó la peña sin reparar profundidades, halló manantiales y, elevando las aguas, llenó con ellas los llanos y las empu­jó a las alturas para que lo que eran montes cubiertos de maleza, sean ahora “Cármenes” tapizados de  verde y con el perfume del azahar en primavera.

Alfonso Rovira, 28.03.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (61). DOÑA JULIA, ¡AQUELLA MAESTRA! - POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (61). DOÑA JULIA, ¡AQUELLA MAESTRA! - POR: ALFONSO ROVIRA

Julia Mateo Menéndez  fue una maestra que impartió clases en nuestra ciudad durante 36 años y siempre ha sido recordada y admirada por todos los que la conocieron

Decía el escritor griego Plutarco en su obra “Vidas paralelas”: "De mi madre he recibi­do la vida, pero de mi maestra he aprendido a vivir".

Cuántos y cuántas alumnas recordarán a su maestra; de ellas aprendieron a "vivir", como dijo Plutarco. Julia Mateo Menéndez, doña Julia para todos los que nos honramos de su amistad y cariño, vive con los alcireños cincuenta y nueve años, treinta y seis de ellos impartiendo el magisterio en distintas aulas, a lo largo de su vida profesional. Ella manifiesta que es alcireña de adopción. Nació en la capital de provincia en el año 1902 —resten y les dará el producto de su dilatada edad, que lleva muy bien, por cierto—. Cursó estudios de Magisterio en la Normal de Valencia, obteniendo plaza en el año 1923; su primer destino, Benilloba, en la provincia de Alicante. Más tarde fue en un pueblecito de Castellón, Alcalá de Chivert, llegando a Alzira el 31 de octubre de 1934, por oposición a más de diez mil habitantes, como se denominaba aquella, tomando posesión de la plaza el 1 de noviembre del mismo año, al igual que los recordados maestros, Francisco Llácer Domingo, Agustín Izquierdo, Alfonso Escudero, Manuel Gaspar, Emilio Pastor, Fernando Nuez, Ismael Rovira  mi padre—, entre otros.

Doña Julia impartió clases, como todos los maestros de aquella época en los locales provisionales que habilitaba el Ayuntamiento, hasta la terminación de la Guerra Civil. Después lo haría en una casa particular de la calle de la Purísima, frente a la parroquia de San Juan; y seguidamente en las aulas de las antiguas Escuelas Pías, en el piso superior de la CNS —hoy locales de la Junta Local Fallera y Cruz Roja—. Ella inauguraría el nuevo grupo escolar, “Julio Tena”, donde antiguamente se ubicaba l’Escola del Ratolí, en la actualidad la delegación de Hacienda, ostentando el cargo de directora hasta su jubilación, que se produjo en el año 1970.

Su vida profesional, dedicada a la enseñanza, no la abandonaría en los años siguientes. En su casa de la calle del Teniente Boscá, junto al Forn de les Rajoletes, en el piso superior de la farmacia de Toniquín Goig,  doñaJulia siguió formando a la juventud alcireña.

Clases vespertinas

Multitud de jóvenes acudían todas las tardes a las clases donde eran bien preparadas para opositar a distintos cargos de responsabilidad en instituciones, donde siempre obtuvie­ron números uno de su promoción, como en el Ayuntamiento, Telefónica, magisterio u otras ocupaciones, como la religiosa alcireña de la orden franciscana Ángeles Ferrandis Amat, que es una institución en la enseñanza a sordomudos, vocación que lleva a cabo desde los 17 años.

El 18 de diciembre de 1965, la inspectora de primera enseñanza le hace entrega a doña Julia, del título "maestra distinguida" y cinco años después le llega la edad de la jubilación. Con motivo del “Día del Maestro”, el sábado 27 de noviembre de 1970, festividad de San José de Calasanz, patrón del magisterio español, en los locales de la Parrilla, el entonces alcalde de Alzira, José Pellicer Magraner, al que acompañaban todos sus compañeros dedica­dos a la enseñanza, en el transcurso de un cálido homenaje, le hacía entrega del escudo herál­dico de Alzira en oro por su dilatada vida impartiendo la enseñanza en nuestra ciudad.

De aquel acto lo recordamos en la foto que hoy acompañamos, en el que vemos al alcalde haciéndole entrega de la distinción antes mencionada. A la derecha, el maestro, Fran­cisco Llácer Dómingo, y a la izquierda de la homenajeada el arcipreste Francisco Albiol y el entonces delegado del SEM — Servicio Español del Magisterio—, Ernesto Casanovas Juanes.

Próximo homenaje

Pocas personas que hayamos conocido en Alzira, si descartamos al prócer Luis Su­ñer, han recibido más de un homenaje en vida. Doña Julia a sus noventa años cumplidos, va a recibir otro homenaje después de haber transcurrido veintitrés años de su jubilación. Sus antiguas alumnas, que son muchísimas, se van a reunir con ella el próximo sábado 27 de marzo en los locales del Círculo Alcireño  —coincide en sábado y 27, como el día del home­naje de su jubilación—  y van a ser más de un centenar las que acudan a esta cita para recordar "tiempos pasados que no volverán".

 Terminamos la crónica de hoy con uno de los versos más bellos de la poetisa Gabriela Mistral, hija de un maestro de escuela rural el pasado siglo XIX: "Señor; Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve tu nombre de Maestro que Tú llevaste por la tierra... Señor Nuestro”.

Alfonso Rovira, 21.03.1993

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (60). LA HISTORIA DE LA ASOCIACIÓN DEL GREMIO DE CARPINTEROS. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (60). LA HISTORIA DE LA ASOCIACIÓN DEL GREMIO DE CARPINTEROS. POR: ALFONSO ROVIRA

Golpe a golpe, clavo a clavo…

 

Han transcurrido muchos siglos desde que la humanidad en la edad de piedra vivía en las cavernas y, conforme ha avanzado el tiempo, se ha ido modernizando. No tenemos noticias de cuando arranca el noble oficio artesanal de carpintero. Suponemos que muchas personas aprovecharon la ma­dera de los árboles para construir sus enseres y tener las comodidades, como las que disfrutamos hasta llegar a nuestros días, en que nació también la carpintería metálica.

Todos tenemos puesta la mirada en el Patriarca San José, que allá en Nazaret, cuenta la historia, ejercía la profesión de carpintero. Aquí en Alzira, la devoción al santo arranca antes del siglo XVII. En 1677, podemos hallar noticias referentes a las fiestas que se celebraban en honor a San José, al parecer, de gran devoción por considerarlo protector contra las inundaciones del Júcar. El sacerdote, vicario de la iglesia parroquial de Alzira certifica que "se ha celebrado una fiesta al Patriarca San José". A principios del XVIII, se fundó una cofradía que se encargaba del culto y la fiesta que ya se celebraba al Santo, que era uno de los protectores de la Vila.

La asociación del gremio de carpinteros de Alzira, se fundó en 1887 con una junta compuesta por trece personas, a cuya cabeza figuraba Enrique Vendrell. El primer acuerdo que tomaron fue la construcción de una imagen con su correspondiente anda, para al año siguiente comenzar a celebrar la fiesta en su honor, que se sigue celebrando en la actualidad.

Por curiosidad les contaremos que la imagen de San José costó en aquella época 300 reales. De los gastos ocasionados en aquel 19 de marzo de 1888, destacaremos que la fiesta de la iglesia costó 118 reales; la orquesta que armonizó la misa, 160, la banda de música, 200 y el dolçainer y campanero veinte reales cada uno, entre otros gastos.

 

Imagen enterrada y carpinteros de Alzira

Al comienzo de la Guerra Civil, en 1936, la mayoría de enseres religiosos fueron destruidos. En 1940 los carpinteros continuaron la fiesta con una imagen que Salvador Gomis había enterrado en el huerto de naranjos de su propiedad, que después se construiría una nueva. En 1960, a propuesta del carpintero Salvador Rodríguez, se confeccionaba una bandera para acompañar a la imagen del santo en la procesión, cuyo bordado realizó Teresa Pellicer, hija de los clavarios de aquel año, Manuel Pellicer y su esposa, María Carbonell, enseña que fue bendecida el 19 de marzo.

Muchos carpinteros han formado parte de este gremio en los últimos cien años, que desarro­llaban su profesión en los talleres diseminados por toda la población. También existían grandes fábricas de muebles como la de Salvador Carreres Oliver, de cuyo gremio fue fundador su padre, que ostentaba el cargo de secretario, después pasó a ser la Cooperativa del mueble San Bernardo. Bartolomé y Martí­nez, fábrica de muebles, se convirtió en Cooperativa del mueble San José y otras fábricas como la de los Llavador, Moll o Ramí­rez.

En el mes de marzo de 1970, siendo presidente de la Junta Local Fallera, Alberto Rubio Santa Fe, los carpinteros acordaron invitar a la fiesta a las comisiones falleras para dar mayor realce a la misma y desde entonces miles de alcireños ataviados con las galas regionales, desfilan en la procesión junto a los carpinteros. De este día es la foto, y en primer plano las hijas del secretario del gremio de carpinteros, Trini y María Angeles Canet; de izquierda a derecha: Alberto Rubio, el alcalde José Pellicer,  el presidente Manuel Pellicer y el secretario Gregorio Canet. Detrás, en segundo plano, el jefe de la policía local, Ramón López Burgos y el alguacil Luis García.

En distintos lugares de la ciudad podemos contemplar aún retablos cerámicos con la imagen del santo carpintero. En la calle de la Enseñanza 4, donde al parecer antaño existía la escuela de artes y oficios, lugar donde en el año 1926 comenzó la empresa Cartonajes Suñer, se conserva un retablo dieciochesco con la inscripción "el Patriarca Sant Josep". En la calle Santa Lucía se encontraba un grupo cerámico compues­to por doce azulejos representando al santo que se erigió a devoción de José Gómez en 1773, obra artesanal que conservan los consortes Alós-Carrascosa.

 

Imagen del hogar del anciano

Las parroquias de Alzira tenían a San José con anterioridad a la Guerra Civil, en las de Santa María, San Juan y en el convento de San Agustín. En la actualidad destaca la imagen que se venera en el hogar de ancianos Santa Teresa Jornet, pieza atribuida a Vergara, del siglo XVIII. Por otra parte, en el poblado desaparecido de Cabanes, en este término municipal existió una ermita dedicada a San José. También la imagen del santo de Nazaret sufrió los avatares de la pantanada de 1982 y el pintor alcireño, José Goig, policromó la misma y Gregorio Canet restauró el anda, encargándose de dorarla Francisco Goig. Esta imagen, que se custodia durante el año en casa del clavario, dentro de una gran urna labrada en madera de mobila, mide 260 de alta; 120 de ancho y 75 de profundidad.

A los “fusters” que se disponen a celebrar la 106 edición de la fiesta, que conservan el libro de actas desde la fundación del gremio, les animamos a que continúen esta conmemoración que cada año celebran en honor a su patrón, San J osé.

Alfonso Rovira, 14.03.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (59). LA HISTORIA DEL GRAN TEATRO. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (59). LA HISTORIA DEL GRAN TEATRO. POR: ALFONSO ROVIRA

Se inauguró el miércoles, 21 de septiembre de 1921 para representar en la sesión inaugural la opereta de costumbres gallegas Maruxa, de Amadeo Vives

El telón de la boca del escenario del Gran teatro de Alzira, con su pintura representando el desaparecido Pont de Sant Gregori, obra de Hipólito Rovira, se abría por primera vez la noche del miércoles, 21 de septiembre de 1921 para representar en la sesión inaugural la opereta de costumbres gallegas Maruxa, de Amadeo Vives

Honorato Brunet, residente en París, era propietario de un terreno de 945 metros cuadrados, al mismo lado del río Barxeta, junto a la P]açeta dels Porcs, hoy de l’Alborxí. En 1919 presentaba un proyecto del arquitecto Emilio Ferrer para construir una sala de espectáculos públicos con un costo que alcanzaba las 75.000 pesetas, siendo aprobado por la Corporación que presidía Bernardo Llinares. De la obra se hizo cargo el veterinario Carlos Plasencia Contel, para explotarlo durante 25 años, tras los cuales pasaría a revertir al Ayuntamiento como compensación del solar y sus rentas integras al Hospital Santa Lucía. Se obligaba a la empresa a dar dos funciones anuales a beneficio del centro asistencial y ofrecer entradas gratuitas a centros benéficos y tres entradas a cada centro de enseñanza para premiar a los alumnos más aventajados.

Pantalla para un cine

El 6 de junio de 1921, Plasencía cede los derechos a la Sociedad Gran Teatro y se forma un consejo de administración que presidiría Vicente Sanchis, de la junta de explotación. En 1924 se constru­ye una pared en la plaza de l’Alborxi para proyectar las sesiones cinematográficas y así disponer de un cine de verano. Al cumplirse los 25 años legislados de la explotación, desde el 18 de septiembre de 1928, regentaba el teatro el empresario alcireño Miguel Zorita, quien solicita al Consistorio una prórroga de tres años para compensar los de la guerra civil en que fue incautado. El Ayuntamiento, que preside Carlos Llinares, deniega esta solicitud y el día 12 de noviembre de 1946 es precintado el local, pasando a revertir al Ayuntamiento. El 20 de diciembre de 1946 vuelve a hacerse cargo Miguel Zorita, que lo explota al 50% con el ayuntamiento. En 1947, el 1 de abril, se ordena sacarlo a pública subasta por 30.000 pesetas anuales, otorgando el 25 de agosto la concesión al empresario alcireño Juan Guardiola Mar­tínez por 33.300 pesetas.

Varias reformas sufrió nuestro primer coliseo. En 1956, para mayor aforo, se presenta un proyecto para la construcción de un nuevo anfiteatro —lo que conocemos por la preferencia— proyecto que finalmente llevó a cabo Juan Guardiola el 23 de agosto de 1958, con un coste de 259.958 pesetas. El 11 de enero de 1960, una intensa nevada daña considerablemente el inmueble, invirtiéndose en la repa­ración 140.112 pesetas. Al fallecer el arquitecto alcireño Juan Guardiola, el 24 de diciembre de 1962, empresario del Gran Teatro y de los salones Cervantes, Giner y Casablanca, la concesión de la explo­tación del Gran Teatro pasa a su hijo Rafael, quien la dejó, suspendiendo las sesiones cinematográficas el 30 de mayo de 1965, habiéndolas llevado a cabo dieciocho años.

Por causas de carácter comercial, económico y administrativo, los herederos de Guardiola cerraron sus locales el 1 de noviembre de 1965. El 3 de enero de 1967 es procesada la reversión del Gran Teatro al Ayuntamiento, siendo el presidente de la comisión el concejal Rafael Andújar, al que acompa­ñaron los ediles Rafael Giner, Antonio Perelló y Agustín Forcadell; el arquitecto, Andrés Herruzo; el aparejador José Luis Enguix y el secretario municipal, Julio Tauroni Vitalis.

Actividades de todo tipo

El Gran Teatro, que fue proyectado para teatro circo, ha acogido durante casi 72 años de actividad toda clase de espectáculos: combates de boxeo y catch, conciertos, revistas, zarzuelas, ópe­ras y ballet.

Al principio de los años treinta la actuación de los barítonos cubanos Alfredo y Eduardo Brito. ¿Quien no recuerda a Marcos Redondo? Estuvo Alzira en varias ocasiones;  siempre era muy bien acogido Antonio Machín; los alcireños Hermanos Núñez  —Enrique y Pachín —; Mari Carmen Solves, José María del Valle, Emma Carol, Ana María León, Guillermo Palomar... y díganme si no recuerdan con nostalgia Les peses valencianes, interpretadas por Vicente Aledón y Joaquín Sanchis. El Gran Teatro ha sido la casa por excelencia de los falleros de Alzira, que se han visto en la calle en algunas ocasiones con motivo de inundaciones o incendios.

A principios de los años ochenta, el Gran Teatro ya iba sufriendo los achaques de la edad, por lo que el Ayuntamiento que presidía Francisco Blasco proyectó una remodelación a fondo, con un presupuesto de cuarenta millones de pesetas; rejuveneciéndolo y dotándolo de los adelantos técnicos y comodidades. El 25 de mayo de 1982,  cuando la sala revestía sus mejores galas, fue reinaugurada con la asistencia del gobernador militar de Valencia, Carlos Lázaro Rodríguez; gobernador civil, José María Fernández del Río, y el presidente de la diputación, Manuel Girona. Numeroso público que llenaba por completo el teatro presenció las actuaciones de la banda de Alzira y la de la División Moto­rizada Maestrazgo, bajo la dirección de Francisco Hernández Guirado y del comandante  Juan Vicente Más Quiles, respectivamente.

Para dejar constancia del pasado, aquí tienen una pequeña muestra de nuestro antiguo coliseo, donde en el frontispicio aparece un letrero luminoso que anuncia el Parador so Bernat, que la Junta Local Fallera instalaba para las fiestas josefinas y los bailes de nochevieja. Detrás, la Constructora, con sus hornos y almacenes; la higuera al pie de la chimenea construida en 1913; hacia el fondo el malecón; detrás, Papensa y, a la derecha, el "Molí de baix".

Alfonso Rovira, 07.03.1993

HOY SE CUMPLEN 17 AÑOS DE LA SERIE DE CRÓNICAS “Y PARECE QUE FUE AYER” QUE ESCRIBE ALFONSO ROVIRA EN EL DIARIO LEVANTE

HOY SE CUMPLEN 17 AÑOS DE LA SERIE DE CRÓNICAS “Y PARECE QUE FUE AYER” QUE ESCRIBE ALFONSO ROVIRA EN EL DIARIO LEVANTE

“Un día pensé que era una forma ideal de dejar constancia de unos personajes y de una historia de un pueblo que, normalmente, por su carácter costumbrista quedan en el olvido y se difuminan con el paso del tiempo”

Hoy se cumplen 17 años desde aquel 12 de enero de 1992 en el que vio la luz en el periódico Levante EMV, Edición de la Ribera,  la primera crónica de la serie “Y parece que fue ayer”, escrita por Alfonso Rovira Marín, notable y conocido personaje alzireño, aunque nacido en Caravaca de la Cruz un 23 de febrero de 1931; a las 10 de la noche, como añadiría él, a buen seguro.

El primer relato que se publicó estuvo dedicado a “Casablanca”, un escenario multiusos al aire libre en el que se llevaban a cabo varios tipos de espectáculos, cine, teatro, baile y actos sociales. Desde entonces, y hasta este viernes pasado, 9 de enero, en el que ha tratado un tema sobre la transformación urbanística en Alzira, han pasado por las páginas del diario Levante EMV un total de 680 crónicas, eventualidad inédita en nuestra ciudad.

Así mismo, este abundante material documental ha sido publicado en 5 tomos titulados “Crónicas de un pueblo” a iniciativa de la comisión fallera de Camí Nou. La colección, de momento, es incompleta, ya que hay ingrediente para 2 libros más.

Por último, el autor ha considerado oportuno la edición digital de esta antología narrativa en nuestro portal EL SEIS DOBLE, que actualmente va por la entrega 58. En este caso, la recopilación de reportajes lleva por título “Estampas y recuerdos de Alzira”.

Alfonso Rovira lleva con gusto una constante y ardua labor informativa, en concreto son 58 años enlazado a nuestra ciudad, y también suya, a sus gentes, a su costumbrismo a su historia…

Su personalidad y su talante han hecho a lo largo de su vida que esta ocupación le venga como anillo al dedo, ya que Alfonso es un comunicador nato, activo en su más alto grado y, sobre todo, una buena persona. Esta mixtura ha provocado que sea conocido o querido por los alzireños y que podamos pensar que este cronista es del pueblo o relativo a él y que esta ciudad ya lo considera como un componente propio de la misma.

Ha tenido la virtud de saber adecuarse a todas las clases o condiciones de la gente con la que ha tratado en su quehacer, desde el personaje importante, al popular y ¡como no! al pueblo llano… esa masa que conglomera la historia de cualquier ciudad.

Hemos querido pulsar la efeméride de esos 17 años de crónicas y nada mejor para ello que compartir mesa y mantel para, entre viandas, disfrutar de este personaje “multi-vivencias”, de sus remembranzas. Me concedió ese placer.

¿Alfonso, por qué surgió esta idea recopilatoria?

Porque un día pensé que era una forma ideal de dejar constancia de unos personajes y de una historia de un pueblo que, normalmente, por su carácter costumbrista quedan en el olvido y se difuminan con el paso del tiempo.

De esas 680 crónicas, ¿cuáles no hubieras querido escribir?

El secuestro de Luis Suñer y la Pantanada de 1982, por ser acontecimientos trágicos y calamitosos para Alzira.

¿Cuándo te sientas a escribir una crónica?

Suelo hacerlo por costumbre los miércoles para, de esta manera, entregarlo al cierre de los viernes del diario Levante. No obstante, en ocasiones, escribo sobre acontecimientos intemporales que dejo en “conserva”.

¿Qué medio utilizas para escribir?

El ordenador, por las prestaciones que tiene, la agilidad y las posibilidades de retoques o rectificaciones que posee. No podemos negarnos a la tecnología, aunque no seamos amantes de ella. Siempre he utilizado el ordenador, desde la primera crónica o estampa, como le llamas tú.

Siempre me ha gustado saber donde escribe un autor, su entorno… ¿Dónde lo haces?

En mi despacho personal, rodeado y repleto de libros, fotos, recuerdos y todas mis cosas desordenadas dentro de un orden.

¿Cuáles son tus fuentes habituales para recopilar la información?

Si no es necesario, no suelo consultar. El origen de mis reportajes, principalmente están archivados en mi cabeza, son mis vivencias, mi día a día con la gente. ¿Hay alguna fuente mejor?

¿Han querido influir en ti o limitarte alguna vez para que escribieras bajo un prisma determinado?

En absoluto, no lo hubiera consentido. Nunca me han condicionado a escribir lo que no pienso.

¿Ni lo políticos?

Ni los políticos.

¿Es agradecida la gente?

Por regla general, sí; aunque cuando uno hace cosas siempre están esos “sabuts” para intervenir como críticos.

Antes te he preguntado qué crónicas no hubieras querido escribir. Ahora, la petición, es lógica: ¿con qué reportajes te quedas?

Esta es la pregunta más difícil. ¡Son tantas! Más que elegir una en concreto yo me quedaría con un concepto global de todo lo que he experimentado con el pueblo llano, con la gente de a pie. Nunca he hecho distinciones.

Entre cafés acabamos la tertulia. Yo tuve más suerte que el lector pues fueron dos horas de charla en la que Alfonso me contó de todo, pero ¡de todo!: de la vieja Alzira, de sus calles y sus vecinos, de la radio, de las viejas profesiones, de comercios alzireños… hasta hablamos de Chamarrusca y Llorenset y aprendí lo que es un “Canari Cantaor”, ni más ni menos que “aigua sels amb llimó i casalla”, tan común en esos bares de antaño de Alzira y que él ha recordado en más de uno de sus artículos. Y preferí ser un oyente disciplinado, valía la pena.

Ramón Alfil

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (58). CINCUENTA AÑOS DE HISTORIA DE LA COFRADÍA EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ, EL DEVALLAMENT. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (58). CINCUENTA AÑOS DE HISTORIA DE LA COFRADÍA EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ, EL DEVALLAMENT. POR: ALFONSO ROVIRA

El paso fue encargado al escultor Juan Giner Masegosa en 1943

 

Cincuenta años cumple una de las más veteranas cofradías de la Semana Santa Alcireña. El Descendimiento de la Cruz, el Devallament, hace ahora 211 años que fue fundada, pero los miembros de la misma celebran estas cinco décadas de la construcción, en 1943, del nuevo paso.

Alfredo Borrás Pascual, hijo del que fue dos veces presidente de la cofradía ha escrito un magnífico y documentado libro que lleva por título Devallament de la Creu, del que tomaremos alguna documentación.

El paso antiguo fue destruido y quemado en julio de 1936 en la plaza General Dolz por los iconoclastas, dentro de los disturbios llevados a cabo en la época de la guerra civil. Fue construido por el imaginero valenciano José Gil, y terminado el 2 de diciembre de 1802.

Terminada la fratricida guerra, los cofrades del Devallament, volvieron a reorganizarse para la reconstrucción, y en 1940 comienza a celebrarse en Alzira la Semana Santa. En esta ocasión desfilaron las cofradías de La Columna, El Nazareno, Devallament, Virgen de los Dolores y Virgen de la Soledad. El Devallament participó en el desfile procesional del Santo Entierro con la imagen de María, salvada de la destrucción. En una junta celebrada el 19 de abril de 1942 se debatió la construcción del nuevo paso. Fran­cisco Méndez, cofrade del Devallament, poseedor de una fotografía del antiguo, la cedió para encargar al escultor lo que será el nuevo paso procesional.

 

Construcción del nuevo paso

Juan Giner Masegosa, de la vecina población de Polinyà, sería el encargado de llevar a término este proyecto por el importe de 36.000 pesetas, que sufragaría el matrimonio alcireño Francisco España y Encarnación Signes, cumpliendo una promesa que realizaron en el periodo de la guerra civil, si bien cuando se completó la custodia, ramos y tulipas, alcanzó la cantidad de 48.000 pesetas.

El nuevo paso estuvo terminado el día 4 de abril de 1943, para ser trasladado a Alzira. El antiguo, sabemos por tradición oral, fue trasladado desde Valencia a pie hasta Alzira en 1802, y los actuales cofrades, haciendo honor a sus antepasados, también lo trasladaron a hombros. El 3 de abril de 1943, el párroco de Santa Catalina, Antonio Sanchis Castellano, solicitaba al arzobispado autorización para la bendición del nuevo paso en Polinyà, acto que se llevaría a cabo el 11 del mismo mes a las tres de la tarde. Poco después, el paso fue llevado a hombros por las calles de Polinyà en dirección a Albalat. El calor de la primavera hacia mella entre los portadores, si tenemos en cuenta las polvorientas carreteras de aquel tiempo. Al llegar al pueblo vecino y bajar el puente del río Júcar, los hombres de Polinyà que habían portado el paso hasta el limite de su término municipal, fueron relevados por los de Alzira, a donde llegaron avanzada la tarde. En L’Alquerieta fueron recibidos en loor de multitud por los alcireños bajo la presidencia de la Corporación Municipal, organizándose la procesión que llegó a la plaza, deteniéndose delante de lo que fue iglesia de San Agustín, donde se situaba la capilla del Devallament antes de ser destruida.

En la Plaza Mayor no podía caber más gente, Radio Alzira transmitía en directo el aconteci­miento de la llegada del paso que iba a ser depositado en el domicilio de Francisco España y Encarna­ción Signes.

El paso del Devallament ha sido guardado en distintas parroquias; en el antiguo convento de San Agustín el primer paso; el nuevo, ya en casa del matrimonio que sufragó su costo; más tarde en la parroquia de La Encarnación; en Santa Catalina; y, en la actualidad, en la casa de la Cofradía, junto al Mur del Alborxi.

 

"La nit de les miraetes"

Recuerdo tal día como el Viernes de Dolores, La nit de les miraetes, haber presenciado, pasadas las diez de la noche, en la puerta en la que se depositaba el paso, prepararlo para "El Encuentro" con el de la Virgen de los Dolores, en la Plaza Mayor. Acompañaban cantando los "motetes", un grupo de alcireños entre los que se encontraban Vicentet Albert y Pepe Mascarell “El Bolo”, ambos invidentes. En mayo de 1976, un grupo de señoras de los cofrades del Devallament acordaron crear una sección femenina donde pudieran acogerse las esposas, hijas y hermanas, fundándose lo que se viene en llamar Marías del Descendimiento, a cuyo cargo tienen la organización del septenario, vía crucis y la celebración de la fiesta de la Aurora. El pasado viernes se llevó a cabo un acto con motivo de este cincuenta aniversario en el que fue presentado el libro de Alfredo Borrás. Maestro de ceremonias, el doctor Bernardo Montagud, quien fue el encargado de presentar el libro; poco después daría una cronología del mismo el propio autor. En el acto fueron entregadas unas placas y medallas conmemorativas a cofrades veteranos, así como insignia de oro a Bernardo Rosell Magraner, a Milagros Redal Mayans y al autor del libro, Alfredo Borrás Pascual.

En la fotografía se puede ver el momento en que se dirigen a por el paso para salir a la proce­sión. En ella figuran, de izquierda a derecha, José Parra Redal; Alfredo Borrás Carrió, presidente; Fran­cisco Antich y Bernardo Expósito Burguete.

Alfonso Rovira, 28.02.1993

 

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (57). EL COLEGIO DE LA BENEFICENCIA Y SOR VICENTA. POR: ALFONSO ROVIRA

ESTAMPAS Y RECUERDOS DE ALZIRA (57). EL COLEGIO DE LA BENEFICENCIA Y SOR VICENTA. POR: ALFONSO ROVIRA

Con los brazos y el corazón abiertos

 

Decía Voltaire, en su elogio de Federico II de Prusia: "Por preciosos que sean los dones de la mente, imaginación, genio y cultura, no puede compararse con los actos de humanidad y beneficencia. Aquellos se admiran, estos se bendicen y reverencian". Esta excelente obra la han venido desarrollando en Alzira, durante casi un siglo las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en el establecimien­to de la Beneficencia, en la casa del Camí Nou de Gandía, siempre abierta a los niños huérfanos o necesitados.

San Vicente de Paúl, tras haber organizado varias cofradías de siervas de los pobres, las reunió en una sola comunidad, con asistencia de Luisa de Marillac, que bajo la dirección del Santo Parisino, se dedicó a trabajar por el necesitado. En 1633 formó las auxiliares de Damas de la Caridad, que más tarde se constituirían en Congregación de la que Luisa de Marillac fue la primera superiora, canonizada en 1934 por el Papa Pío XI. Esta institución fue confirmada por SS Clemente IX en 1668, extendiéndose pronto por toda Europa; en la actualidad tienen fundaciones por todo el mundo.

El establecimiento de Caridad y Beneficencia en Alzira con la invocación de los santos patro­nos Bernardo, María y Gracia, se fundó en 1905. Figuraba en una inscripción en la antigua puerta de la entrada a la casa. La Corporación Municipal presidida por el alcalde José Bolea Villanova, acordó realizar, un año antes, las gestiones para conseguir la creación de esta Casa Beneficencia. La donación del inmueble en la calle Gandía 20, la realizó una benefactora alcireña llamada Rosa García Delgado, cuyo retrato encontramos en la sala de visitas de este centro asistencial.

El reglamento fue impreso en la imprenta Muñoz en 1905. Del documento han cambiado muchas cosas. La Beneficencia dista mucho de la misión para lo que fue creada. Beneficencia es vivir para otros y no sólo es deber, sino también felicidad, aunque en la actualidad, la denominación y activi­dad ha cambiado por Colegio de los Santos Patronos, donde se imparten clases de EGB, pero que aún cumple el cometido de atender a niños necesitados, puesto que diez niñas son atendidas en régimen de internado por necesidades familiares.

 

La llegada de sor Vicenta

No vamos hoy a escribir desde sus inicios, si no de lo que hemos conocido, de la época de los años 1940, cuando llegó a Alzira una hermana de la Caridad de todos muy querida y recordada, sor Vicenta Ramírez. Nadie como Pascual Serrano —Pascualet, el de la Agrícola— que tanto bien ha hecho en sus largos años de servicio en esta entidad. Un hombre afable, conversador, que a los seis años quedó huérfano de madre siendo su segunda madre sor Vicenta, que él mismo la recuerda con emoción en la Beneficencia, de donde salió para contraer matrimonio.

También las hermanas disponían de un huerto de unas veinte hanegadas en la carretera de Carcaixent; unos terrenos y una casa, hoy destinada, donde los niños disfrutaban del verano en aquellos lares. Eran 18 niños y 14 niñas, éstas quedaban en la casa de la calle Gandía —hoy Pérez Galdós—. Sor María, una monja granadina, que llegó a Alzira en 1940, era la encargada. Acompañada de Pascualet, se desplazarse en los autobuses de línea de Miguel Pallás a Valencia, donde alquilaban, en la calle Bailén, un carrito de mano y recorrían los distintos centros de distribución del racionamiento de víveres. Imagínense a sor María, con aquel aparatoso hábito que usaban las hermanas, desplazándose a pie por las calles de Valencia tirando del carrito Todo por los niños que se albergaban en la casa de Alzira. Dice el artículo 83 del capitulo XIII del reglamento de 1905 "la religiosa destinada al servicio de la cocina recibirá de fa despensa los artículos necesarios para la confección de las comidas diarias y los tendrá dispuestos para el reparto a las horas señaladas. Dará cuenta a la superiora de las faltas que notare, en fa calidad de los alimentos...".

Cuando las religiosas consiguieron que marcharan los hortelanos que se albergaban en la casa, que habían arrancado los naranjos, la arreglaron reforzando las vigas, aprovechando un pino que crecía en el patio de la residencia de la calle Gandía.  Auxiliados por Francisco Camarasa y también por Bernardo Magraner, ya que su padre, Bernardo Magraner Carrió, era el director del centro desde el 22 de mayo de 1939, se dispusieron a cultivar las tierras, sembrando patatas, boniatos y maíz. De este último producto que daba la tierra, sor María confeccionaba tortitas de las que tantos de nosotros hemos comido.

Existía en la casa de la calle Gandía una capilla donde venía con frecuencia a celebrar la eucaris­tía el capuchino Fray Julio de Alzira, hasta que en 1954, el ocho de marzo, el arzobispado creó tres parroquias en Alzira, entre ellas la de los Santos Patronos, nombrando párroco de la misma al sacerdote alcireño Bernardo Mascarell García, ubicándose la misma provisionalmente en la referida capilla hasta que fue construido un nuevo templo, inaugurado en 1966. En 1976 la Casa Beneficencia, con la ayuda de Luis Suñer, sufrió una remodelación para pasar a la docencia, si bien la enseñanza se impartía años antes, pasando por sus aulas innumerables niños que aún recordarán a sus primeras maestras como Sor Vicenta, que falleció a los 97 años; Sor Amparo Sanchis, que el día 3 de febrero nos dejó; a Sor Pilar, Sor Josefina, y muchas más.

En la foto, una de las visitas de los Reyes Magos, en la que vemos al alcalde, José Pellicer, acompañado de sor Vicenta, de Eleuterio Grau y Vicente Gimeno, con unos niños acogidos en el centro.

 

Alfonso Rovira, 21.02.1993