CORREOS DE NUESTROS USUARIOS - UN ALZIREÑO AFINCADO EN MÉXICO NOS CUENTA SUS IMPRESIONES DE LA GRIPE PORCINA
No nos dejen solos; por lo menos, eleven una plegaria a la Verge del LLuch, a la de La Murta o a la dels Desamparats, donde sus corazones les indiquen y en favor de este pueblo que se merece mejor suerte. En serio, estamos deseosos de sentir el cariño humano
Estimados amigos de EL SEIS DOBLE, un saludo cordial desde México en tiempos de crisis. No sé si podrán estar interesados en este escrito que he querido elaborar, pero ahí les va.
Cabe, en primer lugar, una breve presentación. Me llamo Eduardo Mascarell, nací en Alzira de hace muchos años y vivo actualmente en México, también ya un montón de años.
Les quiero contar cómo lo llevamos. Vivo en la zona norte del país, en un lugar llamado La Laguna, en el estado de Coahuila. Estamos a 12 horas, vía automóvil del Distrito Federal, pero ya también nos llegó la gripe porcina. Era lógico, tenemos cuatro vuelos diarios a la capital y cantidad de líneas de autobuses que nos unen.
La gente tiene miedo. Las clases, es mi trabajo, están suspendidas desde el 25 de abril en todos los niveles, desde las guarderías hasta los postgrados. El hecho de las guarderías es preocupante, ya que en ellas se dejan los hasta cinco años para que las madres puedan trabajar; pero, desde que se ha extinguido la epidemia, se ha producido un desconcierto que provoca un desajuste económico al quedarse las madres en la casa a cuidarlos y no poder ir a sus trabajos.
No están cerradas ninguna de las fuentes de trabajo, excepto las escolares. Eso sí, se han cerrado los cines y las iglesias. Concretamente, les cuento que yo suelo ir habitualmente a una de ellas, La Casa del Anciano, porque son de las hermanitas valencianas. La semana pasada, la misa se ofició en el patio y para ésta estará suspendida toda actividad religiosa en todo el país. Solamente se podrá ver la misa televisada desde la Basílica de Nuestra Sra. de Guadalupe.
En esta región todavía no todo el mundo lleva las mascarillas pero, más que nada, es porque no existen. Se han agotado, lo mismo que los geles alcoholizados. En México D.F. es obligatorio usar mascarillas, pero aquí ya no se puede estornudar, pues la gente lo mira mal y huye de ti como si fueras portavoz del diablo.
Se han dado casos en los que a un familiar de un fallecido recientemente de neumonía, en la mayor empresa que existe ene esta región lechera, le exigieron el acta de defunción para poderlo dejar entrar a trabajar.
La verdad, deseo decirles que este país que es maravilloso, en donde la costumbre más natural es estrecharse las manos y, sobre todo, siempre abundan las sonrisas de sus gentes… ¡da miedo hacerlo hoy!
Es una lastima, yo les pido que no nos satanicen. Que piensen en México como el país que recibió a tantos valencianos en la época del final de la guerra civil; que somos muchos los que nos hemos afincado aquí con nuestras familias. No es nuestra culpa que el dichoso virus nos escogiera para crear esta pandemia. México es lindo y bonito, de verdad, y aunque esta región en que vivo es un gran oasis en medio de kilómetros de desierto, también es bella.
No nos dejen solos; por lo menos, eleven una plegaria a la Verge del LLuch, a la de La Murta o a la dels Desamparats, donde sus corazones les indiquen y en favor de este pueblo que se merece mejor suerte. En serio, estamos deseosos de sentir el cariño humano. Gracias.
Eduardo Mascarell